Opinión
México lindo y querido
España no tuvo colonias, ni así las sintió en su ordenamiento jurídico, sino extensión hacia esos nuevos territorios donde llevó la ciudad, la salud, la educación, la lengua, la religión, las obras públicas o la justicia
Si hay dos países en América por los que los españoles han mostrado acercamiento son Argentina y Méjico, sin demérito de las demás naciones americanas con las que convivimos pacíficamente a un lado y al otro del océano. No son las naciones sino sus gobernantes ... los que quieren separarnos. Hoy, estas dos, en la incomodidad.
De estas dos naciones, a ver qué español es capaz de decir que no ha tatareado alguna ranchera o algún tango, como es muy difícil también de encontrar a un español que, por sí o en compañía, no haya entonado 'Asturias, patria querida', sin duda, el primer himno de una Comunidad que más españoles conocemos y que, de seguro, más españoles hemos cantado. Pero ahí nos tienen ahora estos políticos de estas dos naciones enfadándonos constantemente y cruzando consultas a embajadores por doquier.
Lo de la electa no tiene nombre aquí, pero sin duda le puede dar un rédito allí con los pobres nativos que quedan en México y que ni saben lo que es el salario mínimo interprofesional, ni tienen un sistema organizado de seguridad social, ni saben si su justicia o su policía salvarían sus olvidados intereses. Demasiado narco y demasiada muerte.
Copio de la página del Grupo Banco Mundial en Google: «Se estima que en América Latina habitan alrededor de 42 millones de personas pertenecientes a comunidades indígenas, según el informe del Banco Mundial titulado «Latinoamérica indígena en el siglo XXI. Entre los países con las mayores poblaciones indígenas se encuentran México, Guatemala, Perú y Bolivia, los cuales en conjunto representan más del 80 % del total regional».
Sin comentarios.
Hace más de dos siglos España dejó atrás el absolutismo y apostó por la Libertad. Claro que eso nos ha costado varias revoluciones y guerras civiles de carlistas y liberales o entre izquierdas y derechas, así como algún que otro golpe de estado o dictaduras. Méjico también apostó por esa libertad hace más o menos el mismo tiempo y también ha padecido un buen número de guerras civiles y de revoluciones, pero las cosas evolucionaron, a lo que se ve, mucho más por aquí que por allí.
Lo de MALO y esta señora no es de recibo, ni por una carta de más ni por otra de menos. Además, por una carta no se pone en riesgo el entendimiento entre dos naciones. Cuando Cortés arrancó hacia la capital de los aztecas lo hizo acompañado de miles de mejicanos que estaban desesperados de las tropelías que sufrían y, seguramente, para ellos, fue una guerra de liberación.
España no tuvo colonias, ni así las sintió en su ordenamiento jurídico, sino extensión hacia esos nuevos territorios donde llevó la ciudad, la salud, la educación, la lengua, la religión, las obras públicas o la justicia, lo mismo que tenía aquí. Cuando España se sacudió el yugo del absolutismo, lo hizo proclamando en el artículo 1 de su primera Constitución que «la nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios».
Bien por el Gobierno que no manda ninguna representación oficial a la toma de posesión de esta señora como presidenta por vetar a nuestra primera autoridad. Pero mejor, por quienes al final van a ir. La retratan.
Sumar y Pisarello, miren por dónde; Bildu, que a pesar de todos los vascos que allí fueron y se instalaron, hoy sigue con su pesada antigüedad del rollo del separatismo; o el BNG. Pues que vayan, que al fin y a la postre, en México, nació el Grupo de Puebla que a todos les convoca.
Espero seguir sintiendo por los mejicanos el mismo afecto que a lo largo de los tiempos hemos sentido mayormente los españoles sin fijarnos si eran de izquierdas o de derechas. Sentir sus sentires, escuchar su música y agradecer el cobijo que dieron a tanta emigración y a tanto exilio español.
Pero los que tenían que ir, irán. Y ya está.