OPINIÓN
El imperio del decreto
A lo de Sánchez ya nos habíamos acostumbrado, pero a lo de Trump, no, porque siempre se hablaba del poder de los americanos en lo suyo desde la independencia
Así ha empezado el año, con decretos por aquí y decretos por allá. Y como si no tuviéramos bastante con los decretos que tanto le gustan al presidente Sánchez, no hay día en el que no se nos informe de los del presidente Trump con ... esa suerte de gráfica de terremoto con la que, rotulador XXL en mano, ostentosamente rubrica uno tras otro bien sentado mientras, a su alrededor, un amplio corifeo atiende de pie complacido y las cámaras recogen el momento triunfal.
A lo de Sánchez ya nos habíamos acostumbrado, pero a lo de Trump, no, porque siempre se hablaba del poder de los americanos en lo suyo desde la independencia. Pero, ca, su presidente ha debido redescubrir lo que les gustaba hacer eso a sus graciosas majestades de antaño y, hala, a firmar, que son dos días. O cuatro años.
En España ya hay gente que les va esta marcha, y no son pocos, no. Hasta de fuera han venido patriotas para reafirmarlo porque es que ahora, hasta en la derecha más propia, están que se salen de gozo y complacencia. Que, aunque nos caiga encima a los europeos y muy singularmente a los españoles un tornado por encima de nuestra economía, nada más placentero que poder ver sin vergüenzas el triunfo final del poder más allá de parlamentos o tribunales. ¡Qué pronto se les va olvidando la marcha que Sánchez da a los decretos!
Los ministros de Sánchez ya sabíamos que cada día se desayunan con el argumentario de turno y que no se les suele ver tanto trabajando en lo suyo, inaugurando cosas o reuniéndose con la gente, sino más bien repitiendo ante los micrófonos cuales clones políticos la frase del día, de la semana, la del mes o la del año, que ya tienen. Como les va también la marcha a los miembros del Gobierno de Trump o a su Vicepresidente repitiendo lo que su jefe dice de la OTAN, de Ucrania, Gaza o la economía. Sin descanso ni cuartel, aunque sin rotulador XXL.
Qué cosas. A toda esa parte de nuestra sociedad que renegaba y luchaba con denuedo y pasión contra lo del decreto y su abuso, ahora le va este rollo, incluso llamándose liberales, que todo se pega. Sí, se les nota como que sienten un descarado regocijo por estas nuevas vías de gobierno que igual sirven en Washington, en Moscú como en Madrid.