opinión

La impaciencia

«En las sesiones dominicales del cine del colegio tenía buen cuidado de no sentarme cerca de Peña, que era una carraca»

Enrique García-Agulló

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Recuerdo que cuando en 1990 grabábamos en los platós de K2000 la serie 'Juntos y revueltos', un día apareció uno de los auxiliares, un tío enorme y muy simpático de cuyo nombre no me acuerdo, con los dedos de la victoria de la mano derecha ... aparatosamente vendados. Le pregunté qué le había pasado. Me respondió que se había quemado los dedos por impaciente. Volvió a casa por la noche bien cocido tras tomar una riada de vinos con los amigotes. Le entró de repente mucha hambre y acuciante, así que puso una sartén al fuego, con abundante aceite, para hacerse unos huevos fritos (conociéndolo no serían dos). Como tenía tanta gazuza, quería comerse los huevos ya y estaba pedo, metió los dedos en la sartén para comprobar si el aceite ya estaba caliente; y desde luego lo estaba. No le pregunté si se comió los huevos antes de ir a que le curaran las quemaduras.

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