OPINIÓN
No es ejemplar
Lo de las sesiones de control al gobierno en las que la oposición formula la pregunta es de verdadero cachondeo
Precisamente la política española no es muy ejemplar con ese gusto por el subterfugio para camuflar las cosas y tirar de tanta triquiñuela para repetir, todos a una, las consignas que se lanzan a ministerios y militantes desde el aparato, tal que colegiales de primaria. ... Todos repiten, desde los ministros hasta el último concejal socialista.
Lo de las sesiones de control al gobierno en las que la oposición formula la pregunta es de verdadero cachondeo. Y no es que el presidente o sus ministros se vayan por los cerros de Úbeda, qué va, sino que ostensiblemente las aprovechan para no responder sobre lo preguntado y para meter aún más la barrena con lo suyo. ¿Respetable?
Esos políticos son fiel reflejo de la España que han pergeñado, una sociedad que se complace en programas televisivos vacuos, cuando no chabacanos y mal hirientes. O que no sienten vergüenza en llevarlos hasta altas horas de la madrugada con total desprecio de los valores que han de sostener una sociedad trabajadora y emprendedora, como si aquí no tuviera que trabajar nadie a la mañana siguiente.
Un país donde, para vender más, se anima al desapego del impuesto y donde muchas grandes superficies anuncian sus ofertas con el eufemismo de «hoy sin IVA», como animando aún más al subconsciente español por comprar con la idea de que no hay que pagar impuestos. Y sí que se pagan, claro, porque menudo sería el follón en que se meterían esos comercios si no lo hicieran, pero prefieren decir eso para estimular las compras a decir que bajan el precio del producto.
Y en lo judicial, no digamos. Si ya se anima a comprar así, tertulianos o colaboradores, eruditos en ciencia jurídica, no se cortan ni un pelín en ese ronroneo de que los investigados pueden mentir, alabando la mentira como lo engañoso de los productos sin IVA, porque una cosa es no tener que contestar la verdad, como garantía y defensa de quienes se ven llevados a los tribunales, y otra es hacer una loa de la mentira. Mentir está mal siempre y no debe ser la mentira elogiada porque se sea investigado en vez de testigo. Callar o defenderse camuflando o eludiendo la verdad sí es una garantía procesal para quien se ve imputado, pero eso no debe acabar en nuestro común imaginario y en el de nuestros hijos como que mentir es un buen derecho porque, aquí, hasta nuestros gobernantes, «cambien de opinión» demasiadas veces.
Pero qué le vamos a pedir a esta gente si no dan más de sí que traducir en poder y dinero su tarea. Me llama poderosísimamente la atención esa manía copiona y hortera de calcar todo lo que nos llegue del cine americano, como esa imagen del martillo cuando van a dar en televisión alguna noticia de tribunales. No sé yo si ya han cambiado tanto las cosas que los jueces, para llamar al orden en la sala, tiren ahora del mazo, pero en mi época, ese instrumento de atención siempre fue la campanilla. Y cuánto se temían esos campanillazos. Miren, donde sí queda este instrumento es en la Unión Europea y, si no, fíjense ustedes como la usan la presidenta o los comisarios en sus reuniones.
En estos días la consigna ha sido el derecho o la competencia en materia de política internacional. A mí Milei me parece un faltón, pero el problema es que, quien hizo aflorar esa actitud, aún permanece en el gobierno. Ni ha pedido excusas ni ha sido reprendido con la que ha liado entre dos naciones hermanas y dos espacios económicos de enorme interés para Argentina y España. Mucho ahora con que la Comunidad de Madrid no tiene competencias en lo internacional, pero ahí tienen con la que se han tragado con la política paralela de sus ministros de la ultraizquierda o con todo ese trampantojo de las llamadas embajadas catalanas. Y es que hay que ser ejemplar, y el ministro no lo fue.