Opinión

Cochambroso

Qué pena haber perdido aquellos patricios estudiados y estudiosos capaces de hablar para el pueblo

Qué pena haber perdido aquellos patricios estudiados y estudiosos capaces de hablar para el pueblo. Y hasta qué pena de aquellos jóvenes que iniciaran las revoluciones en cualquier país del mundo porque enardecían a su gente. Ni existen ya, ni han tenido relevo, ni se ... les volverá a ver si esto no da un giro fundamental. Lo que hoy tenemos en la clase política, con más o menos tamiz, es una legión de advenedizos que han hecho de este noble arte una errada suerte de impostada gestión en vez de una emoción.

Lo del video sobre Gaza en el que han hecho aparecer juntos a Trump y Netanyahu, bien por esa IA tan del gusto del momento o no, amén de déspota es de lo más hortera que se ha hecho no ya en años, sino en siglos. El baile con sumisas señoritas; la estatua versión Premio Oscar o, peor, versión dictadura; la estantería con esos «Trumpitos» a guisa de «caganer» y, vaya, lo de ese amigo suyo ayer sudafricano y hoy americano cerrando el vómito con la suelta de dólares sobre los desesperados niños palestinos peleándose por cogerlos. Todo cochambroso. Ay si Tocqueville levantara la cabeza…

Cosa símil puede ser lo que se ha querido hacer aquí que, para justificar un pacto contra natura, también se ha querido lanzar dinero sobre los demás para tapar un hediondo contrafuero.

Los «caganers» son catalanes y estos días nos hemos levantado con la felicidad del alcalde de Barcelona que ha duplicado la tasa diaria por turista en los apartamentos. No que los hubiese limitado no, sino que, advertido de que ahí hay dinero gracias al emprendimiento particular, ha trincado un buen mordisco de aúpa. Así son estos políticos de gestión, que no promueven, pero sí que mueven.

Y lo de los «caganers» me ha recordado aquel villancico que decía:

«Ya viene la vieja, con el aguinaldo,

Le parece mucho, le viene quitando».

Pues eso, alcalde, que hacer no sé si hace, pero quitar vaya que sí.

¡Ah! Que conste que jamás me he alojado en un piso turístico y que no creo que lo vaya a hacer porque, la verdad, perdónenme sus propietarios, no me apetece en absoluto.

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