EL APUNTE

Venezuela, punto y final

La comunidad de venezolanos que vive en Cádiz teme un baño de sangre en su país

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Los venezolanos que no comulgan con el régimen 'chavista' están hartos de las trampas y la corrupción de sus gobernantes. Temen que Nicolás Madura se perpetúe otros seis años en el poder después del pucherazo de las elecciones presidenciales celebradas el pasado domingo. Es obvio ... que Maduro no ha ganado este sufragio y las actas que están saliendo a la luz son las que proclaman vencedores a los 'chavistas'. Se cerraron las urnas antes de tiempo y en muchos barrios no se pudo ni siquiera votar. La población se ha cansado de aguantar un régimen, más bien una dictadura, que prometió hace 25 años la prosperidad y ha llevado finalmente al país a la ruina económica. Esta es la reflexión de los venezolanos afincados en Cádiz. Esta comunidad suma más de 375 personas, la mayoría de ellos vive en Jerez , y observan con temor que la situación política se puede ir de las manos si finalmente Maduro se siente acorralado. Los venezolanos que residen en Cádiz confían en que en 2024 no se repita la misma película que en 2015, cuando Maduro se mantuvo en el poder alegando un triunfo electoral sospechoso. En esta ocasión, las tecnologías son mayores y más avanzadas y se pide el escrutinio mesa a mesa. Además, la comunidad internacional no ha bendecido el triunfo de Maduro. Es el caso de la Unión Europea y de Estados Unidos. «Sabíamos que esto podría pasar. De hecho, Maduro se ha mostrado muy tranquilo en las últimas semanas porque sabe cómo mantenerse en en un narcogobierno». Venezuela se despertó ayer tras otra noche de extremo sabor agridulce, cuando el golpe electoral del chavismo intentó diluir su histórica demostración cívica ante las urnas. Tardó unas horas en desperezarse, todavía impactada, hasta que el ruido contagioso de las cacerolas comenzó a extenderse como si de un virus se tratase. Miles de cacerolas comenzaron a sonar de este a oeste de Caracas, desde Petare, la mayor favela de América Latina, hasta Catia, que circunda el Palacio presidencial de Miraflores. El cacerolazo fue de época, las clases populares impusieron el ritmo metálico de la protesta, un clásico en la Venezuela contemporánea. «Es la expresión de una ciudadanía que se siente ultrajada por una camarilla perversa atrincherada en el poder», resumió César Pérez Vivas, dirigente de la oposición democrática. Los venezolanos gaditanos no entienden tampoco no entienden el papel del expresidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en favor de Maduro, y sospechan que tiene una prebenda pactada.

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