APUNTE

Valcárcel y la seriedad

Que la Junta pida rigor a todas las partes nunca debe ser excusa para volver a frenar un pacto imprescindible

Hace apenas medio año fue recibido como un ejemplo, como una inusual alegría, que dirigentes institucionales de distintas formaciones políticas fueran capaces de llegar a un acuerdo para desatascar un proyecto lastrado por un doloroso abandono desde antes de que comenzara el siglo XXI. Por ... aquel entonces, octubre de 2022, Junta de Andalucía (PP), Ayuntamiento de Cádiz (Anticapitalistas), Diputación (PSOE) y Rectorado de la Universidad de Cádiz (dirigido por un exconcejal socialista) fueron capaces de entenderse y colaborar. Más de dos décadas de fracasos (proyecto hotelero abandonado, okupación, cierre ruinoso, dudas, cambios y más dudas...) quedaban atrás definitivamente. O eso parecía. Asombroso, infrecuente cuando menos en el eterno cruce de reproches. Más que el proyecto de revitalizar un enorme edificio histórico en desuso, más que ayudar al florecimiento del envejecido barrio de La Viña, el motivo de alivio entre los ciudadanos y votantes era la cooperación, el encuentro. Sin embargo, la carta remitida por el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, a todas las partes ha vuelto a recuperar la desconfianza.

En realidad, el número dos del Ejecutivo autonómico sólo cumple con su obligación de garantizar que el pacto esté respaldado por el rigor. Pide a cada una de las partes mencionadas que aclare, de forma exacta, sus aportaciones, sus propósitos, condiciones, plazos y capacidades. Diputación y Ayuntamiento, toda la presunta izquierda en Cádiz, han salido en tromba para descalificar a la Junta de Andalucía cuando fueron las dos instituciones que más han lastrado la recuperación de Valcárcel con incumplimientos y bandazos. Hay que recordar que fue la Corporación Provincial, propietaria, la que lanzó en balde un anuncio de construcción de un gran hotel de lujo allá por el año 2000. No fue el primero de los fiascos en ese inmueble. Han sido muchos los anuncios desde finales de siglo XX. Tras 17 años de burocracia, frenazos y desencuentros parece lógico que la Junta quiera garantizar seriedad.

Todas las partes están obligadas a detallar y confirmar su aportación sin que los requerimientos de la administración autonómica sirvan de excusa para bajarse otra vez de un proyecto tan necesario. Los gaditanos llevan años esperando en vano que sus representantes en distintos estamentos sean capaces de llegar a pactos mínimos, como éste, para desbloquear una indignante serie de retrasos. Pónganse todos manos a la obra.

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