APUNTE
El turista gasta menos
Los dirigentes hablan de lleno técnico, las calles están repletas de visitantes, pero se aprecia un cambio de tendencia en el gasto
Todos los males presentan síntomas iniciales. Menores, más débiles. Un ataque de tos, estornudos, carraspeo, ligero dolor de cabeza... hay que saber interpretarlos. Y el turismo (en Cádiz y fuera), la economía, comienzan a mostrar señales si no preocupantes, sí que obligan a afrontar el futuro con incertidumbre.
La pandemia de coronavirus supuso un cambio de mentalidad en gran parte de la sociedad española, por naturaleza (más por tradición), ahorradora y conservadora. Después de una temporada francamente mala a nivel personal y emocional, muchos ciudadanos se echaron a la calle con los bolsillos llenos de no gastar por el confinamiento y el ánimo deseoso de disfrutar del presente sin pensar en el mañana. La provincia gaditana, destino preferente del turismo nacional, se ha frotado las manos durante 2021, 2022, y en parte durante este 2023. Sin embargo, ya se aprecian diferencias. Ligeras, aún, pero que encarrilan una próxima tendencia.
Los políticos y dirigentes hablan de lleno técnico. Los hoteles están llenos, cierto. Pero los hosteleros tienen una sensación que comparten con varios avispados: el turista sigue viniendo, pero cada vez gasta menos. La inflación, la subida de precios, la hipoteca, el aceite, el carburante, la luz, el bocado a los ahorros... obliga a mirar el bolsillo, a apretarse el cinturón, a economizar.
Son gestos, más pequeños que grandes. Sube la pernoctación en apartamentos y viviendas con fines turísticos en lugar de en grandes hoteles. Más baratos pues algunos hasta hacen la competencia desleal al instalarse en la economía sumergida. Estos pisos cuentan con cocina por lo que se almuerza o se cena más en casa que en el bar o el restaurante. Y así se van limando gastos, por lo que todos llegan a un denominador común: «el viajero gasta menos».
Es una realidad que el sector turístico es tan positivo para la provincia como inestable y depende en exceso de factores externos como es la marcha de la economía. Tal vez hay que profundizar y no mirar tanto los porcentajes sino el impacto real. Y a partir de ahí, empezar a tomar decisiones.