EL APUNTE

Recordar y aprender de nuestros genios

La plaza de San Juan de Dios acoge un acto en memoria de Manuel de Falla, un concierto de escolares que aunó el entusiasmo con la cultura

Todos cuando somos pequeños y nos hacen partícipes en algo de una manera atractiva, nos despierta cierta ilusión. Si a ello se le suma la música, el formar parte de un espectáculo y además con tus compañeros como si fuera un juego, esa ilusión se ... convierte también en aprendizaje. Ayer, en la plaza de San Juan de Dios de Cádiz miles de escolares se reunieron para tocar juntos una pieza de Manuel de Falla y recordar así al gran genio gaditano en el aniversario de su muerte.

La iniciativa estuvo cargada de emoción, de nervios de los pequeños, de ganas de los adultos y, ante todo, de mucha cultura. Porque la cultura no es solo ir a conferencias, museos y escuchar recitales, la cultura engloba mucho más. Es poder transmitir por ejemplo aquello que supuso una evolución y que además ha hecho historia por su calidad e innovación. Y justamente eso era Manuel de Falla. Los estudiantes tocaron al unísono nada menos que 'la 'Canción del fuego fatuo', de 'El amor brujo', con flautas, ukeleles, láminas y triángulos, hoy, una de las obras más interpretadas del compositor, y también una de las que goza más fama y reconocimiento.

Manuel de Falla es uno de los grandes nombres de Cádiz. Y lo es porque fue un músico que estuvo a la altura de tener solo el prestigio que tienen los más importantes y, que con el tiempo, se ha ido haciendo más majestuoso. Pero para ello hay que recordarlo y saber darle su sitio. Porque Falla es cultura, tradición, y también orgullo de la tierra.

Por ello es necesario contárselo a las nuevas generaciones como se hacía ayer en la capital gaditana. Como se hace con Beethoven, Mozart, Chopin... Lo decía el mismo conductor del evento, el cantante y flamenco David Palomar hace unos días: «Si Falla hubiera nacido en Viena o en otra ciudad europea donde se le da prestigio a la música clásica, lo tendrían como una figura elevada». «Yo lo estoy descubriendo ahora y las obras de este hombre me parecen una barbaridad, a la altura de los genios». Como ayer lo volvió a ser para miles de niños y como lo seguirá siendo si ya no lo olvidan.

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