Apunte

La realidad del narco, en imágenes

El río Guadalquivir vuelve a ser la 'autopista del hachís', pero ahora también de la cocaína

El testimonio de una realidad a menudo duele. No se quiere escuchar o no interesa oírlo bien. Sobre todo si hay que asumir determinadas carencias o faltas de gestión de aquellos que ocupan puestos de poder y que, supuestamente, tienen la responsabilidad y el deber ... de proteger el Estado de Derecho, su bienestar y sus leyes. Si admiten lo malo quizá se pone en duda ese control o su cargo y potestad. Quizá no están haciendo bien el trabajo que se les encomendó. O no están a la altura de las circunstancias o las directrices que están siguiendo no son suficientes y tienen que poner otro remedio. Más compromiso y, por tanto, más tarea e inversión.

Y en este sentido, la política de seguridad y control sobre algunas zonas de la costa de Cádiz de acuerdo al narcotráfico no está funcionando como debiera. O, al menos, queda mucho que hacer. Este déficit es evidente cuando todas las semanas llegan imágenes de lanchas cargadas o sin cargar -prohibidas- paseando por el litoral y por la desembocadura del río Guadalquivir.

Desde el Gobierno se insiste en que «se está ganando la batalla», y es cierto que se da cuenta de muchas e importantes operaciones, pero la presencia y la actividad de estas mafias persiste. Unas sobreviven a otras. La acción se va desplazando. Pero continúan.

Y así lo cuentan los propios que lideran esta lucha. Los que están ahí, los que los ven, los tratan, los persiguen, los detienen. Los que se manchan y no ven todo este problema desde un despacho con mensajes que les llegan desde otros despachos. Por tanto, es urgente escucharles y replantearse la situación si es que realmente se quiere seguir dando pasos. También ir al origen. ¿Qué está pasando en el punto de partida de esa droga?. O además poner leyes ajustadas y medios que realmente supongan una ayuda y no un obstáculo en las intervenciones y en las investigaciones.

El objetivo está claro, la forma de llegar a él es complicada pero se lleva años ya tras los mismo. Sólo hay que aprender de lo que ha funcionado y de lo que no. Y oír bien a los que saben y no verlos como si fueran el enemigo. Si no, y ante el cariz que está volviendo a tomar esta situación, la advertencia sobre una nueva tragedia como la de Barbate puede que se repita pronto.

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