EL APUNTE
Proteger la tauromaquia
La designación de Ernest Urtasun como ministro de Cultura no augura nada bueno para el sector del toro bravo
Por más que el presidente del Gobierno y su extense corte de ministros –hasta 22, nada más y nada menos– se empeñen, la verdad sólo tiene un camino. Pueden aludir a la concordia, a la unidad de los españoles, a la cordialidad... pero la realidad ... es muy tozuda. Y lo único cierto es que Pedro Sánchez ha dado su bendición a la amnistía de los secesionistas catalanes procesados judicialmente porque le hacían falta siete votos para seguir en la Moncloa. No hay más. Eso son hechos. A partir de ahí todo lo demás es 'relato'. Y dentro de ese 'relato', que bien podría traducirse como milongas, cabe todo. Pero por muchas vueltas que le den, por más que intenten maquillar la realidad que vivimos hoy día, es innegable también que esta amnistía ha provocado una división aún mayor entre lo que se conoce como 'las dos Españas'. En Cataluña, donde las aguas otrora revueltas había vuelto a su cauce, y en el resto del territorio nacional, donde la fractura entre defensores del 'sanchismo' y el resto de españoles es cada día mayor.
Y no sólo en lo que al conflicto catalán se refiere. Pedro Sánchez ha tenido que transigir con Puigdemont, pero no solo con él. También ha tenido que hacerlo con Yolanda Díaz. Pudiera parecer por la imagen que transmiten ambos que su relación política es excelente –al punto que a veces parecen pertenecer al mismo partido– pero no es así. Su relación se basa también en la necesidad que tienen el uno del otro. También por un puñado de escaños. Tanta necesidad tenía el presidente de los votos de su vicepresidenta, que no ha tenido más remedio que cederle hasta cinco ministerios. Y no precisamente menores. Uno de ellos es el de Cultura, cuyo nuevo titular, Ernest Urtasun, es un comunista reconocidamente antitaurino. Sus descalificaciones y faltas de respeto hacia la fiesta nacional y quienes la componen han sido palpables.
Por ello, el sector ganadero del toro bravo, que tiene una importantísima representación en la provincia de Cádiz, ha decidido ponerse la venda antes que la herida: «Vamos a ver en qué actitud viene, pero si quiere guerra, tendrá guerra», han afirmado. No van a permitir que se juegue con el patrimonio nacional que representan los toros ni con el pan de cientos de familias que viven de él. Se auguran tiempos complicados para el sector. Se auguran tiempos complicados para todos los españoles.