El apunte
El problema del alquiler... y del sueldo
Está cara la vivienda, el aceite, la gasolina, la luz, la patata... cuando en realidad son los salarios los que son muy bajos; sobre todo los de los jóvenes
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España es uno de los países con más fácil acceso a la vivienda, muy por encima de la media de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Preocupa sólo al 25% de la sociedad, en contraposición por ejemplo con Dinamarca o Finlandia, ... donde esta preocupación supera el 70%. Y la percepción general es radicalmente opuesta. Entonces ¿qué ocurre? ¿Mienten los datos, engañan las sensaciones? No, simplemente hay que saber poner el foco donde está realmente el problema, para así retirar la brocha gorda populista y apretar el pincel.
El acceso a la vivienda es un problema enorme y una profunda preocupación para los jóvenes (el 81% así lo refleja), porque lo es para las rentas bajas. Y este sector de la sociedad, los menores de 35 años, tienen un problema aún mayor que el alquiler o la compra de una casa: su salario. Pedro Sánchez, el Banco de España que ahora preside su amigo o quien quiera podrán decir que España es una locomotora y se crean miles de puestos de trabajo al minuto. Pero la realidad es que sólo ha subido el Salario Mínimo Interprofesional y por ley. Los sueldos no han crecido en consonancia con el coste de la vida y somos mucho más pobres que hace pocos años, así que por tanto todo cuesta más. Un coche, el aceite en el supermercado, comer en un restaurante y, por supuesto, alquilar un piso. Inflación, pérdida de poder adquisitivo... nada que no se sepa ya.
Como cualquier problema complejo, es multifactorial. La oferta ha bajado, se construye el 15% de lo que se construía hace 15 años, y la demanda ha crecido. La ley de mercado manda y por tanto los precios suben. Así que habrá que empezar a poner cimientos desde las administraciones públicas. Aumentar ayudas para los jóvenes, apoyo económico (quizás más útil que el abono para Netflix o videojuegos), respaldo. Y concienciar a estas generaciones de que combinar el ocio (viajes, bares, ropa...) con las necesidades a esas edades resulta muy complicado. Toca sufrir y sembrar para recoger en un futuro.
Pero, sobre todo, subir los salarios. Porque no es que la vivienda esté cara. El aceite, el tomate, la patata, la gasolina, la luz... Es que los sueldos no dan para más.