Piedra a piedra se va haciendo...

Ayer, castillo de San Sebastián. Hoy, paseo del Vendaval. ¿Mañana? Pues eso es lo importante. Que sea un punto y seguido y no un punto y final. Lo que no consiguieron piratas, gabachos y demás enemigos lo estaba logrando el paso del tiempo. Las murallas se han ido resquebrajando por el embate del viento y las olas del mar, algo natural, pero también por la dejadez, la desidia y la falta de mantenimiento de estos últimos años. Influyeron las diferentes crisis que se han ido sucediendo de la mano, desde la económica hasta la sanitaria, y también la mínima colaboración institucional entre administraciones de diferente color que tanto daño han hecho a la ciudad.

En estas inauguraciones se advierte una mejor sintonía entre los poderes que pueden impulsar a esta localidad. Hasta se dan las gracias y se felicitan. Desde Ayuntamiento a Gobierno de España, como ocurría ayer, pasando por Diputación, Junta o Zona Franca. En Cádiz hay oposición política, como se debe y es necesario en el juego democrático, pero esa oposición se hace con lealtad y en el propio Consistorio, no desde otras instituciones.

Cádiz recupera parte de su paisaje más icónico, su propio 'malecón' con la catedral como 'forillo' de una ciudad trimilenaria que, como vieja que es, tiene sus achaques y ha de pasar por el quirófano con frecuencia. La inversión es de casi un millón de euros; el tiempo, más de un año de obras con esa parte del paseo inhabilitado. También requiere un mantenimiento que en épocas muy reconocibles ha sido prácticamente nulo.

La apertura de este tramo no significa el fin de los trabajos a realizar. En 2015 se realizó un diagnóstico que confirmaba un peligro evidente de destrucción. Se han acometido la parte visible y las actuaciones más necesarias, pero sólo era la primera fase. Ahora que se ha echado a rodar, hay que mantener el ritmo. Que no decaiga que falta mucho por recuperar.