EL APUNTE
La lucha limitada
Las continuas averías de las patrulleras de la Guardia Civil junto a los percances propios de sus funciones vuelve a dejar bajo mínimos su servicio
Hace unos meses y sin que se presentara de manera oficial, entraba en servicio la patrullera más veloz y moderna de la Guardia Civil para combatir al narco en el litoral gaditano. La 'Río Iro', una lancha de última generación entraba en acción y, tras ... algunas pruebas, se le podía ver de manera potente persiguiendo a unos traficantes. Su potencia era evidente y sus giros y maniobras muy rápidos. Sin embargo su puesta de largo duró poco. Un problema mecánico, estructural, la dejaba fuera de servicio, y hasta el momento, así continúa.
Pero esta no es la única que está averiada. La lista sigue. La 'Río Irati' ha sido la última en estropearse tras ser golpeada en su casco por una narcolancha. Otra más se encuentra retirada por mantenimiento y así... el resto, cuando no una, otra... Un Servicio Marítimo que es el encargado de luchar contra el narco en el mar y que está mermado por tantas bajas. Averías que pueden ser normales, más aún si son por accidentes en persecuciones o maniobras difíciles y a gran velocidad, pero que también dan muestra de que esta unidad necesita de medios más numerosos y potentes para poder así afrontar tanto imprevisto.
La lucha contra el tráfico de drogas en el litoral gaditano así lo exige. El Gobierno sigue dando números, cifras, de inversiones, de detenciones... el trabajo se realiza, claro, pero esa labor y dada la violencia y la constancia empleada por los delincuentes, tendría que ser mayor. Más potente. Y con mejores medios que, constantemente, no se queden antiguas ante las fuertes infraestructuras que tienen las organizaciones criminales.
Pero es que además se está jugando con la vida de los agentes que están en la primera línea de esta batalla. Lo sucedido en Barbate con la muerte de dos agentes arrollados por una narcolancha ya estaba más que avisado. Durante años se ha ido alertando de una violencia cada vez mayor y también pidiendo medios para poder combartirla con seguridad. Y ahora, en el Guadalquivir, ese riesgo es más que evidente. Así lo demuestran también las últimas intervenciones donde ha habido, además de un fallecido, guardias heridos, embestidas, choques, persecuciones, armas... la realidad es la que es y hay que ponerle solución. Antes de que vuelva a ser tarde.
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