APUNTE

Una lucha contra delincuentes y asesinos

Agentes antidroga vuelven a advertir del peligro que conlleva la batalla para poder frenar el narcotráfico en toda la provincia de Cádiz

Ocurría hace unos días en Sanlúcar de Barrameda. Unos traficantes de hachís disparaban con fusiles a los guardias civiles que les sorprendieron mientras que descargaban los fardos que habían traído desde Marruecos. Por fortuna esta vez, ninguno de esos disparos llegó a impactar contra los ... agentes pero podría haber pasado. La noche impidió quizá que la visibilidad fuera la suficiente como para acertar. O simplemente tiraron para intentar amedrentarlos. Pero, fuera como fuera, usaron armas de guerra.

La violencia del narco es completamente algo ya más que demostrado en esta provincia. El asesinato de dos guardias civiles en el muelle de Barbate al ser arrollados por una narcolancha no hizo más que confirmar algo que ya se sabía. Que a los delincuentes no se les puede pedir que actúen con mejores maneras porque muchos de ellos ni se paran a pensarlo. En los últimos años ya son una decena los policías o guardias fallecidos en acto de servicio contra el tráfico de drogas -de una u otra manera- en la provincia. Y todo hace temer que esa cifra podría seguir subiendo.

Mientras, se habla de medios y de soluciones, pero al mismo tiempo, estos agentes que defienden la seguridad de todos y la ley siguen ahí. Hoy hablan algunos de ellos en este periódico y su relato es escalofriante. Cuentan cómo se sienten al verse en medio de esta situación. Saben que es su trabajo pero sí que piden cierto límites y más apoyo.

Entre otras cosas se cuestiona cómo se permite a Marruecos ser potencia mundial del hachís sin que no les pase nada. Sin que nadie diga nada. O cómo no se les refuerza en materia de investigación con herramientas que de verdad sean eficaces para resolver encriptados o poder ir más rápido que ellos.

Y así continúan. A diario. Sea en Sanlúcar, por los esteros de Chiclana y San Fernando, por Algeciras, La Línea, o la desembocadura hay delincuentes, gente que no tiene ninguna intención de cambiar porque además así lo demuestra la repetida reincidencia que a todos les suele constar. El negocio de la droga existe porque da dinero. Lo que quizá, más allá de la lucha policial o judicial, habría que plantearse si la batalla política y diplomática también sería más que necesaria.

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