El apunte
La limpieza, un problema que cada vez huele peor
Las ciudades turísticas han de amoldarse a los nuevos tiempos y encontrar soluciones a este quebradero de cabeza
La limpieza. Todos coinciden. El gran problema de ciudades y municipios turísticos (amén del desempleo y la precariedad) es el mismo. Compartido. La suciedad de sus calles y plazas. Una cuestión con varias aristas con sus diferentes soluciones: la gente es cada vez más guarra ... y sin conciencia, y eso empieza a arreglarse con la educación en primera instancia y el castigo en la última.
Otro apartado es la desgana, apatía y mala gestión de muchos gobiernos municipales a los que gusta esconder la mugre debajo de la alfombra. Es decir, lo que se ve por el visitante reluce, resplandece, pero en los barrios populares el deterioro es infame. Aquí, y conviene recordarlo en tiempos de campaña electoral, hay que apretar a nuestros representantes para que optimicen sus recursos y gobiernen para todos, con una labor más técnica que ideológica.
Y hay otros motivos y alternativas complementarios que exigen un debate sesudo, con pros y contras, con estudios que muestren fiabilidad muy por encima de sensaciones u opiniones subjetivas. Si estas ciudades multiplican su población en temporadas altas (verano, Navidad, Semana Santa, Carnaval en Cádiz, ferias...), ¿no tendría que aumentar exponencialmente, en paralelo, esa partida presupuestaria?
¿Y cómo? ¿Deben pagar aún más los ciudadanos, ahogados por tantos impuestos y que encima soportan la incomodidad del turismo? ¿Es obligación de la restauración, de la hostelería, de los grandes beneficiados por la presencia de visitantes, o ya cumplen en demasía durante todo el año con tasas demasiado elevadas?
En otros lugares con sobrepeso turístico evidente, como las Islas Baleares o puntos calientes de Italia, se cobra un pequeño suplemento al turista por cada día de alojamiento. Puede ir de cincuenta céntimos a dos euros al día, muy poco para el veraneante que derrocha en ocasiones el dinero en sus vacaciones, muy jugosas para una arcas que si multiplican los visitantes por días se encuentra con buenos dividendos para invertir. Pero para invertir, precisamente, en eso. No en otras cuestiones ajenas, por importantes que sean. En pagar por tener una ciudad limpia, acogedora, amable, tanto para el que viene como para el que vive. Un 'win, win' que favorece a todos y que solucionaría un problema que cada día huele peor.