APUNTE
Otro frente abierto para el gobierno del caos
El sector del taxi da un ultimátum al Ayuntamiento y amenaza con movilizaciones antes de la convulsa semana de Carnaval
Cuando las cosas no se hacen bien, más pronto que tarde terminan apareciendo los problemas. Y la falta absoluta de gestión con la que nos tiene acostumbrados el Ayuntamiento de Cádiz ha desembocado en que al equipo de Gobierno se le multipliquen, como setas en ... otoño, los problemas. Al conflicto abierto con la Policía Local y al que hasta hace semanas mantenía con los trabajadores de limpieza se ha sumado ahora el del sector del taxi. Este colectivo le ha dado un ultimátum al equipo de Kichi. Si de la reunión que mantendrán el próximo miércoles no sale un acuerdo, se iniciará un calendario de protestas que podría incluir la paralización del servicio en pleno Carnaval. La ciudad, los gaditanos y los turistas que acuden a la capital confiando en que todo funcionará como en una localidad normal, no se merecen esto.
A todos nos llamó la atención el triunfalismo del todavía regidor, José María González, en su vídeo de despedida. En sus ocho años ha logrado el mérito de volver en su contra (con la inestimable ayuda de su escudero, Martín Vila, causa y efecto de muchos de los enfados de esta ciudad) a la práctica totalidad de colectivos sociales de la capital. Una lástima que no apareciese en su emotiva despedida la imagen de tantas y tantos trabajadores que, con relación directa o indirecta con el Ayuntamiento, han visto cómo el paso de Por Cádiz sí se puede al principio y de Adelante Cádiz después ha significado un empeoramiento de sus condiciones. Los munícipies que venían a salvar a los trabajadores son ahora el principal problema de estos mismos operarios.
El sector del taxi gaditano ha mostrado en los últimos años que sabe ser paciente. Las demandas del colectivo (que, de nuevo, ha sido ignorado por el concejal Vila, en esa incompresible política de tierra quemada que parece estar llevando a cabo) no son descabelladas: que se adecente una sede tercermundista o que se les ceda y una revisión de las tarifas que, recordemos, son las más baratas de España. Y, sobre todo, que demuestren una mínima capacidad de negociación y empatía con los ciudadanos.
