APUNTE

La formación de hoy es el empleo del mañana

El Plan de la Junta para llevar a los jóvenes la capacitación que piden las empresas es una de las muestras de que la educación debe ir coordinada con las necesidades del mercado

Desde hace un par de años, un fantasma recorre la Bahía de Cádiz. En concreto, el espectro, invisible y inaudible, pero que dejaba un halo frío doquiera que pasaba, habitaba en las empresas del tejido industrial, en las grandes compañías navales y aeronáuticas de una ... comarca especialmente castigada por el desempleo. Y ese no era, como acostumbraba a serlo en los años pasados, la falta endémica de carga de trabajo, la funesta perspectiva de encontrar los diques vacíos, con el consiguiente adelgazamiento de las plantillas primero y las barricadas y pedradas en la calle después. No. En esta ocasión, el lémur que atemorizaba, que sigue haciéndolo de hecho, a las grandes empresas tractoras de la Bahía de Cádiz es la falta de mano de obra especializada. En concreto, entre los más jóvenes. Compañías del sector naval y aeronáutico clamaban por algún tipo de iniciativa que fuera dotando de formación a nuestra juventud. En especial porque se estaban cerrando más y más contratos en las factorías.

Es por eso tan importante la iniciativa que ha planteado la Junta de Andalucía. Su plan de formación casará las necesidades de la industria con las aspiraciones de los jóvenes que están en fase de aprendizaje y que necesitan de conocimientos que los capaciten para el mercado laboral. En una provincia tan aquejada por el desempleo como Cádiz suponía un lujo (casi podríamos decir que una falta de respeto) el considerar la contratación masiva de mano de obra externa para cumplir con las demandas de empleo de los sectores más pujantes. Entre otras cosas porque ese empleo se ha consolidado, en buena medida, por los miles de trabajadores gaditanos que a lo largo de los tajos han ido demostrando su buen hacer.

El buen criterio de la Junta de Andalucía con esta medida permitirá no una incorporación inmediata de los jóvenes a un mercado cada vez más exigente con las demandas laborales, pero sí que se ponga la semilla para que en unos años las compañías vean la necesidad de buscar fuera lo que tienen en casa como un fantasma ya sin sábana.

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