El Apunte

El Eurovelo y sus grietas

El camino de tener ilusión a ser un iluso es más corto que el de Cádiz a Chipre

El proyecto del Eurovelo ilusiona sobre el papel. Una ruta ciclista que discurre por el Mediterráneo y que conecta Cádiz con Chipre. Una barbaridad, tan brillante, tan seductor a los oídos, que hasta resulta increíble. Y empieza a ser eso: poco creíble. Porque trasladar ... la idea del pensamiento a la realidad se antoja casi imposible; como transportarla de lo onírico a lo real. Y la frustración es común y evidente cuando los sueños se estrellan contra el suelo. Contra este suelo de hormigón sobre el que ya han aterrizado varios ciclistas y otros usuarios.

Este circuito ciclopeatonal representa las buenas intenciones de la sociedad en su apuesta sana, verde y sostenible. Pero es un desafío a la naturaleza. A la salvaje naturaleza que por suerte se puede encontrar aún en distintos parajes de la provincia gaditana. La Junta de Andalucía y los ayuntamientos que también prestan servicio se han topado con dificultades mayúsculas en el mantenimiento de este carril. Distintos tramos se muestran llenos de arena por la fuerza de los vientos y el movimiento de las dunas, habitantes milenarias de la zona. Surgen grietas en lugares en cierto modo inhóspitos (aire, sal, humedad) y la orografía del terreno obliga a diseñar un trazado hasta peligroso para los usuarios.

A lo natural se le suma la aportación humana. Se le unen los vándalos que no desperdician oportunidades para destrozar el mobiliario (hace poco arrancaron palés de madera), y las denuncias de unos ecologistas contrarios a muchas de las intervenciones por su trastorno del ecosistema.

Los problemas crecen. La última medida ha sido cerrar el tramo en la Sierra del Retín (entre Barbate y Zahara) por la aparición de grietas. Un punto donde se han concentrado algunos accidentes y que supone un riesgo tanto para la salud como para la economía por las posibles compensaciones. El Eurovelo 8 es ese plan maravilloso del que nadie pensó la complejidad de hacerlo realidad. Con los recursos actuales, es una utopía, para los incrédulos, o un auténtico reto para los que siempre mantienen la esperanza. El camino de tener ilusión a ser un iluso es más corto que el de Cádiz a Chipre. Pero mucho más.

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