APUNTE
Educación, en clase y fuera de ella
Ya están todos los niños en las aulas y es momento de volver a la rutina, pero también a las obligaciones
En un mundo donde el 'ya' se ha convertido en un imperativo casi entendido como tal por todos, eso de tener obligaciones y hacer tareas que no gustan tanto se pone más difícil. Sobre todo para aquellos niños o niñas que no entienden en absoluto de qué va la cultura del esfuerzo. Aquellos niños o niñas que no han recibido -por la razón que sea- el convencimiento de sus padres o tutores de que asumir ciertos cumplimientos, además de por su bien, está unido a tener derechos. En definitiva, que todo cuesta y nada es gratis. Y más aún la formación y educación que pueden recibir y por la que deberían de dar las gracias.
Ayer volvían a clase los alumnos de los institutos y demás centros de formación Secundaria. De nuevo les toca ponerse delante de un libro o de un ordenador para estudiar. Se acabaron las vacaciones y el verano y dedicar su tiempo sólo hacer aquello que se les antoja y permite. Ahora toca demostrar que son capaces de evolucionar por sí mismos. Que pueden responder de buen grado y con nota a la confianza que sus padres les dan. Sólo tienen que estudiar. Como se ha hecho siempre. Como hicieron en su casa.
Sin embargo ese entendimiento sobre el esfuerzo o las ganas de tener cultura cada vez se ha puesto más complicado. El bombardeo de contenidos rápidos y que no necesitan casi ni de atención ha llevado a la frivolidad, a la superficialidad, a creer que con cualquier cosa vale, que cualquiera puede ganarse la vida de cualquier modo. De ahí que la tarea de los educadores sea cada vez más compleja. Intentar hacerles entender todo eso cuando alguien sin preparación alguna puede tener mucho más éxito (sobre todo económico) que un profesional con experiencia y estudios es harto difícil. Los ejemplos y modelos de conducta que ven en las redes sociales o en la televisión tiende a encumbrar lo cutre y no ensalzar lo realmente importante.
De ahí que la educación que reciban en el colegio es crucial, pero casi más, la que tengan a diario en casa. La que vean de sus padres, de sus hermanos, de sus conocidos... la que realmente les haga crecer.