APUNTE

La droga, cada vez más adictos y más jóvenes

Los expertos alertan sobre su relación con los problemas mentales

Las palabras del responsable del Servicio Provincial del Drogodependencias de la Diputación de Cádiz no dejan lugar a dudas. Marcan directamente el problema y deja sobre la mesa una advertencia que ya no es tal, sino que es más bien una realidad. «Antes la gente ... llegaba mejor; ahora llegan muy deteriorados y con trastornos que incluso llegan a la esfera psicótica», afirma. Es decir, las personas que caen en diferentes adicciones tienen un peor pronóstico y los daños que les ha ocasionado ese mal hábito es a veces ya irreparable. En concreto, este servicio cifra en 2.989 las personas que a finales de 2022 estaban comenzando a ser tratadas por estos problemas en los centros de carácter público de toda la provincia, a los que habría que sumar los que acuden a centros privados o los que prefieren no acudir a estos especialistas.

Por tanto el problema sigue ahí, como también que la cocaína sigue encabezando la mayoría de las atenciones, seguidas del alcohol y (cuidado) la heroína, una de las sustancias más duras que existen y que han dejado miles de muertes en su camino, sobre todo en los 80 y 90. El 'rebujo', su mezcla con coca, despunta. Y lo hace además entre un adicto más joven. Alguien que no vivió precisamente esa época y que, por tanto, no forma parte de esa memoria colectiva que recuerda como el 'jaco' iba dejando rostros cadavéricos a su paso y muertes por sobredosis a centenares. De ahí que quizá hayan perdido ese temor a una sustancia que mata.

El experto advierte de que en sus centros están atendiendo a chicos de apenas veinte años. Jóvenes que acaban de pasar la adolescencia y ya son toxicómanos en muchos de los casos. Como en las peores épocas. Pero además a ellos se les unen aquellos que asocian este consumo con el del alcohol o los que se han extralimitado con los videojuegos, las redes sociales, con la pantalla. Hábitos convertidos en vicios que llegan a dominar sus vidas y las de sus familias.

Por tanto es imprescindible que se escuchen estos datos y que haya una reflexión sobre ellos. No vale con apartarlos con eso de 'a mí no me pasa' porquejustamente esa actitud ha sido la que les ha hecho a otros caer. Normalizar la droga, llegarla a ver como algo social, que no hace daño, que no crea dependencia... es el peor camino que se puede tomar. Sobre todo cuando multitud de estudios refrendan una y otra vez que su consumo genera, potencia y empeora las enfermedades mentales.

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