APUNTE
Los que nos defienden y cuidan piden medios
Juzgados, comisarías y cuarteles necesitan de armas y firmeza para poder combatir el delito, los hechos lo demuestran
Medios. Materiales y humanos. La reclamación no por ser repetida o antigua deja de tener valor. Es más, cuanto más tiempo pasa sin resolverse de verdad, de manera tajante, más acuciante es. En la edición de hoy de este periódico se ejemplifica con dos realidades que, al final, confluyen en una misma. Por un lado, los fiscales especializados en narcotráfico que no se cansan de advertir que los procedimientos contra los delitos por tráfico de drogas siguen atascados. Tanto como para que algunos lleven más de diez años esperando a ser juzgados. Una década, u ocho, seis, cinco años... en las oficinas judiciales sin que los investigados, los que fueron detenidos se pongan delante del tribunal. Un tiempo en el que incluso ya han salido de prisión (si es que fueron) y, en algunos casos, han vuelto a ser detenidos por lo mismo. Y así van sumando causas sin que les pase nada.
Y, por otro lado, los policías y guardias civiles que denuncian que cada vez son más las agresiones que están sufriendo en las intervenciones. Sea de narcotráfico o en cualquier otro tipo de actuación. El principio de autoridad se está perdiendo, reiteran. Nueva muestra de ello lo sucedido la madrugada de este domingo en Chiclana donde un hombre irrumpía en el cuartel de la localidad y agredía primero a un agente con un fuerte golpe en la cabeza, y después, a siete más, cuando intentaban detenerlo. De forma extremadamente violenta. Así, sin venir a cuento. Sin explicación alguna y de manera sorpresiva.
Y estos dos hechos pueden estar más unidos de lo que se piensa. Porque la lentitud de la justicia, la poca firmeza judicial en algunos casos, está provocando que quienes no respetan la ley, quienes agreden, roban, trafican... se sientan impunes. Así que es necesario, urgente, parar y reflexionar. Ver si penalmente se está respondiendo de forma adecuada a la realidad de la calle o no. Y además, dotar de todos los medios y formación posible a todos esos profesionales que a diario se juegan la vida para defender la nuestra. Porque, por mucho que sea su trabajo y para eso están, si ellos están mejor y pueden batallar mejor, todos nosotros podremos estar más seguros y vivir con mucha más libertad.