APUNTE
Datos trucados para un diagnóstico
El nuevo método de contabilizar los desempleados del Gobierno puede generar una falsa sensación de que las cosas van bien
«Hay tres tipos de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas». La frase, pronunciada por el escritor americano Mark Twain, refleja hasta qué punto los números que se nos ofrecen pueden estar trampeados, pueden ser un maquillaje que oculte la realidad en lugar de mostrarla ... diáfana. Las estadísticas, en especial las oficiales, están siempre sujetas a los cambios de criterio que las rigen, lo que supone un caramelo demasiado apetecible para los políticos de todo pelaje. Y el Gobierno de la nación no iba a ser la excepción.
Viene lo anterior a colación de las fastuosas cifras de desempleados que se han ofrecido en el último cuenteo oficial. Desde la administración central se saca pecho con el hecho de que el acumulado de contratos indefinidos asciendía a 156.800 en 2022, frente a los 33.253 del año anterior. Es un 32,78% del total de los contratos firmados en 2022, frente al 5,79% en 2021. Según la idea clásica, con esos datos debiera registrarse una drástica reducción en el número de parados. Y se ha producido. Pero no por el hecho de que los beneficiados estén trabajando 11 meses al año más uno de vacaciones sino porque se les ha excluido de las cifras de desempleados, lo que redunda en que parezca que las cifras son mucho mejores de lo que son en realidad. La ecuación es sencilla: si no los contamos, no existen, pese que estén cobrando una prestación por desempleo en los meses en que permanecen sin actividad.
El riesgo de esta situación, de mentir con las cifras, es que la realidad es muy terca. Los socialistas deberían aprender de la nefanda etapa de Zapatero que hacer juegos malabares con los datos no evita los problemas económicos, sólo dificulta la puesta en marcha de soluciones al ofrecerse unos diagnósticos equivocados. Si en un mercado laboral tan sujeto a la temporalidad como el de Cádiz no tenemos constancia de la cantidad real de parados que tenemos, no podrán ponerse en marcha medidas reales que mejoren nuestra competitividad económica. Aunque bien pensado, igual éste es el objetivo úl