Opinión
Carnaval con publicidad responsable
Aunque la fiesta esté ligada al exceso, es lógico que su gran escaparate se sume al veto de patrocinios sobre alcohol, tabaco y apuestas que ya impera en deportes o televisión
as progresivas campañas contra la publicidad de tabaco, alcohol y apuestas han llegado al Carnaval de Cádiz. Las agrupaciones no podrán llevar patrocinadores de estos sectores en el próximo Concurso Oficial del Falla, que comienza en dos semanas. La decisión puede parecer algo chocante por ... cuanto el Carnaval, como concepto, está ligado al exceso desde su origen (un desahogo carnal, de ahí su etimología, justo antes de la abstinencia de la Cuaresma). En la carne, entendida en su amplio y complejo campo semántico, mejor no entrar que para eso ya están el ministro Alberto Garzón y los defensores del celibato. El otro apartado, el de alcohol, tabaco y juego (apuestas) hace años que va siendo acorralado. Al menos en el aspecto de no ser anunciado en espectáculos y eventos de gran alcance infantil y juvenil. El Carnaval lo es. Su expansión a través de televisión e internet le ha llevado a públicos cada vez más amplios y jóvenes de toda la provincia y de Andalucía Occidental, sobre todo. En esa certeza, parece razonable intentar separar el disfrute de las agrupaciones de la difusión de productos de este tipo. A qué engañarnos, todos sabemos de los devastadores efectos que pueden llegar a tener el consumo de alcohol en exceso, el tabaco (asociado a millones de muertes y enfermedades con alto coste social) y la ludopatía (cada vez presente de forma más precoz). Así que bien está seguir el camino que ya iniciaron deportes como el fútbol y el baloncesto, primero, el motor, después, e incluso la programación televisiva. Las apuestas fueron las últimas en ser relegadas en esas áreas. Fumar y beber ya tienen décadas de confinamiento en sectores y horarios concretos. El Mundial de Catar, por cierto, vivió el último paso. Porque la iniciativa tampoco es nueva. Basta recordar que fue en 2010 cuando España, a petición de la Comisión Europea, incorporó fotos terribles en las cajetillas de tabaco. Es un ejemplo. Siempre cabe confiar en la libertad y la responsabilidad del individuo (la célebre «moderación») para no satanizar productos y consumos pero todos sabemos que a un alto porcentaje de población le cuesta, expuesto durante mucho tiempo, controlar dosis y cantidades con dramáticos efectos. Si se puede colaborar, se colabora.
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