APUNTE

Cantidad y calidad

La necesidad de encontrar personal para la hostelería debe gestionarse con cabeza y sobre todo, con justicia

Hace apenas un par de meses se formó un importante revuelo –fundamentalmente en redes sociales y portales digitales sin apenas acreditación como medios de comunicación– por el anuncio del presidente de la patronal hostelera, Antonio de María, en un encuentro del sector celebrado en Chiclana. De María anunció que se estaba ultimando un acuerdo para traer camareros de Marruecos ante la escasez de mano de obra en España en general y en la provincia de Cádiz en particular. Las reacciones populistas, sin conocer a fondo el asunto, no se hicieron esperar, sacando a relucir todos los tópicos de los empresarios abusadores, de la patronal explotadora y demás etiquetas. Es completamente cierto que en el sector de la hostelería se han producido abusos del todo execrables. Ayer mismo fueron detenidos los dos responsables de un restaurante de Jerez –ambos de nacionalidad peruana– por explotación laboral. Pero esas excepciones no pueden utilizarse como excusa para atacar a todos los propietarios de bares y restaurantes. Ese es el discurso manipulador, sesgado e interesado de la izquierda radical.

Lo único cierto, con los datos en la mano, es que en la provincia de Cádiz hacen falta hasta diez mil personas más para atender a los millones de turistas que se prevé que nos visiten este verano. Y el acuerdo que se va a alcanzar con cuatro ONGs es para ayudar a integrarse a unos 250 jóvenes inmigrantes, a los que se les va a facilitar su entrada en el mercado laboral mediante un contrato. Aclarado pues, un tema que nada tiene que ver con el 'meollo' del asunto, la cuestión ahora es encontrar esos diez mil profesionales para dar un servicio fundamental para la economía y la imagen de toda la provincia de Cádiz.

La primera premisa es que las condiciones, tanto laborales como económicas, que se les ofrezcan sean dignas. Pasar los meses de verano atendiendo mesas es un sacrificio importante que debe ser reconocido. Hay que dignificar a estos trabajadores que son vitales en una provincia como Cádiz. Y por supuesto ellos también están obligados a comportarse de forma profesional y a formarse para dar un servicio a clientes que también merecen recibir un trato de calidad.

La cuestión es, pues, mucho más sencilla de lo que parece. Basta con aplicar la lógica y la justicia. Miles de puestos de trabajo están en juego, así como el prestigio de Cádiz como destino turístico.

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