El Apunte
Cádiz se juega mucho en Bruselas
Los fuegos de artificio de una campaña pueril y manipuladora no deben ocultar la importancia de las elecciones de este domingo para la provincia
Ese señor en Bruselas con pinta de tecnócrata, de traje de chaqueta y corbata y que interviene en la Cámara en una lengua desconocida tiene mucho más que ver con un gaditano de lo que parece. Muchísimo. Es cierto que hay empacho electoral, cuesta digerir ... tantos comicios en tan breve periodo de tiempo y resulta asfixiante este clima de campaña permanente. Pero este domingo, hoy, toca ir a votar. Porque es allí donde se decide gran parte del presente y futuro de la provincia gaditana.
Las europeas carecen de ese punto de cercanía que invita a salir del amodorramiento y acudir al colegio a cumplir con la democracia. Tampoco los partidos lo ponen fácil, pues en su mayoría delegan en representantes de un perfil político más bajo y escasos de carisma. Además, en estas últimas semanas se ha producido un vergonzante golpe de timón y se ha hablado mucho más de la esposa del presidente que de lo que suponen esta votación. El Gobierno se ha agarrado a la clave de su éxito el pasado 23 J, amplificando su discurso allende las frontas españolas y animando a frenar a la ultraderecha. Donde, por supuesto, sitúa al PP. Y le ha añadido el componente emotivo para aderezar su epopéyico relato con eslóganes pueriles este especie de plebiscito sobre la mujer del presidente.
Pero las elecciones europeas, no es que no sean eso, es que es mucho más. Los 720 diputados del Parlamento Europeo (61 de ellos españoles) marcarán las políticas del mañana en aspectos tan relevantes para los gaditanos como la pesca, la agricultura, la inmigración, el desarrollo sostenible o la digitalización. Además, sus inversiones permiten hasta revitalizar como ocurrirá con el paseo Fluvial de El Puerto, con dinero de Bruselas. En lo básico, en lo de vivir, en lo de 'comer' (que se lo digan a los agricultores), los Gobiernos nacionales dependen mucho del dictado continental.
A ello se le une en esta ocasión la batalla ideológica, con el ascenso de los extremismos, especialmente desde el flanco derecho, y la batalla cultural con otras civilizaciones cada vez más palmaria.
Y por último, la antigua y vieja Europa, cuna de Occidente y de sus valores democráticos, se encuentra en una frágil posición en una época turbulenta, crítica, con el ascenso de nuevas potencias y guerras prácticamente en el trastero. Una Europa fuerte, una Europa unida, es una barrera de contención de regímenes autocráticos con mínimo gusto por los derechos humanos.
Por eso, y no por lo que se ha dicho en campaña, hoy hay que ir a votarl