El apunte
Cádiz construye su futuro
Las grúas vuelven a poblar el cielo de una ciudad que apenas se ha actualizado en la última década
El sector de la construcción es un pilar clave, fundamental, para la activación de la economía. No hace falta recurrir a estudios sesudos sobre su impacto, pues es muy recurrente la experiencia vivida hace poco más de una década. Tras la frágil época de esa ... ilusionante bonanza, la burbuja inmobiliaria explotó y todo colapsó, generando la gran crisis de este primer cuarto de siglo y la más demoledora en la época de la Transición.
Esas imágenes de edificios a medio construir, esqueletos de hierro y ladrillo, forman parte del imaginario popular y la advertencia de que el crecimiento en este ámbito ha de ser ajustado y planificado. Los cimientos, permitan la metáfora, han de ser bien fuertes para que no se derrumbe como un castillo de naipes.
Desde entonces, con muchísima lentitud y mayores problemas, el gremio ha ido levantando cabeza, si bien esa recuperación paulatina apenas se había dejado ver en la capital gaditana. Se unían varios factores: la crisis inherente a esta tierra, la subida del coste de los materiales, la falta de suelo y la carencia de un proyecto urbanístico de los anteriores gobernantes gaditanos, que antepusieron otro modelo, redujeron la inversión pública y espantaron a la iniciativa privada con discursos populistas y trabas administrativas.
Eso ha cambiado. En la ciudad se percibe mucho movimiento. Las grúas asoman por el cielo gaditano y se acumulan proyectos importantes que cambiarán incluso el aspecto de varias zonas de la capital. Sigue faltando suelo, es innegable, pero se aprovecha el que se tiene (y se encontraba en 'barbecho') y se crece hacia arriba. Además de reactivar la economía, propiciando un aumento del empleo en el sector (arrojará un balance positivo a final de año), se avanza para solucionar el gran problema de la vivienda en la localidad.
La asignatura pendiente será ese reparto de la vivienda pública y protegida, donde habrá que afinar. Son muchos los demandantes y emerge también una juventud que ve imposible quedarse a vivir en esta ciudad, ni arrendados ni como propietarios. Y una ciudad sin jóvenes es una ciudad sin futuro. Al menos se están dando pasos, con mesura y planificación, para que la ciudad se desprenda al fin de esa 'encantadora decadencia' y actualice su parque de viviendas de una vez por todas.