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Cádiz busca sacarle color al negro

La economía sumergida es una de las lacras de esta tierra, pero su incidencia va decreciendo

El apunte

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Cádiz es una de las 'patrias' de la economía sumergida. La delicada situación económica de esta tierra, con ruinosas políticas industriales y el asidero al turismo y sector servicios como única tabla de salvación, le otorgó un cariz hasta romántico a esta actividad ilícita. El 'chapú' ha formado parte del estilo de vida del gaditano, ese buscarse las perrillas con arte para complementar la prestación por el desempleo. La pesca, la venta ambulante, la peña... maneras de ganarse la vida y paliar (que no escapar) la miseria de una provincia tan golpeada por el paro y la precariedad laboral.

Pero hay que huir de ese concepto tan idealista y quijotesco. La miseria trae miseria. Literalmente es pan para hoy y hambre para mañana. El dinero negro se antoja como una de las principales lacras del actual sistema. Es competencia desleal entre currantes, entre trabajadores y empresarios, porque los que cumplen parten desde una inicial posición inferior. Representa una estafa para el propio obrero pues al no cotizar se queda vendido en una futura jubilación. Y zarandea las bases del estado del bienestar pues los impuestos son necesarios para la sanidad, para la educación, para las carreteras, para esas mismas ayudas de las que se benefician.

Los empresarios gaditanos han puesto en marcha una campaña publicitaria para concienciar sobre el perjuicio de la economía sumergida. Cifran en 1.500 millones de euros la cantidad que se defrauda anualmente en la provincia. ¿Qué se podría desarrollar con todo ese dinero? Casi uno de cada cuatro intercambios comerciales se hace en B, lo que representa más 300 euros por cápita.

La labor funciona y se observa un decrecimiento en los fraudes, aunque sigue siendo alarmante y no se pueden escatimar esfuerzos. Piden mayores esfuerzos para investigar estas irregularidades fiscales, para hacer aflorar todo ese dinero que se mueve debajo de la alfombra. Y a la vez apuestan por un trabajo pedagógico para formar e informar a los gaditanos del daño que se hacen a ellos mismos apostando por estas acciones. Formación, información y sanción son tres claves para finiquitar esta actividad que tanto agravio ha traído a Cádiz.

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