El apunte
Ante la División, Constitución
La Carta Magna representa mejor que nada ni nadie la unión de todos los españoles
Ante estos tiempos de extrema polarización, de amarga división, no hay nada que una más a los españoles que su Constitución. La Carta Magna, la que ofrece derechos y libertades, la que garantiza el acceso a la dignidad y la prosperidad, representa la unión de ... todos los españoles en la aspiración de un futuro mejor y común.
Precisamente por su carácter simbólico, pues no hay que olvidar que emana de una sociedad que tejió lazos tras una Guerra Civil y una Dictadura, es diana de aquellas personas que no valoran su texto ni sus garantías democráticas y sociales, sino que la atacan por su fuerza integradora. Es el pilar de este país, sobre el que se sostiene un avance indiscutible para alcanzar el periodo de mayor riqueza y estabilidad de la historia de la Nación.
Por ello los arduos intentos por socavarla de populistas y secesionistas. Son continuos los ataques a un escrito que 46 años después mantiene su vigencia y robustez. Bajo soflamas pueriles se coligen cuestiones puramente ideológicas e identitarias. Cuando hablan de ajustes para mayores garantías sociales en realidad sus intenciones soterradas obedecen a un cambio de orden, a una partición del Estado y una alteración del modelo de gobierno y de régimen.
Probablemente, en tiempos venideros, habrá que hacer reformas y adaptaciones para que la Constitución se actualice a cada época, que muta a una velocidad arrolladora. Pero esos cambios, que de momento no deben ser troncales, han de surgir del acuerdo común de la inmensa mayoría de la representación política. Y que derive de la necesidad y reivindicación de la sociedad. No puede ser el capricho de unos cuantos que por mínima mayoría aritmética, frágil, inestable y malintencionada, deseen satisfacer sus deseos más profundos tan enraizados con el rencor.
No hay que ser dramáticos ni alarmistas. No parece que la Constitución corra peligro, por más que los ataques sean ruidosos ante el silencio conformista de la mayoría. Es más, años después, un presidente de la Generalitat de Cataluña ha acudido a los fastos por la efeméride de la Constitución (habrá que ver si se mantiene cuando haya cambio de color en el Gobierno). La Constitución, por su validez, es dura porque se hizo en tiempos muy duros. Pero eso no esconde que haya que permanecer atentos para impedir que por la inacción esa gota malaya acabe por encontrar el resquicio para destruir lo que nuestros padres y nuestros abuelos construyeron ese día que todos se dieron la mano.