OPINIÓN
La pesadilla de una Guerra Civil
Todo está devastado en ese viaje salvo un pequeño lugar donde parece que el tiempo se ha detenido
Lo que más asusta de «Civil War» es que el guion se escribiera antes de que se produjera el asalto al Capitolio o no se hubiera iniciado todavía la guerra de Ucrania.
Un conflicto bélico que continúa todavía y una inestabilidad política en EEUU a ... unos meses de las elecciones presidenciales, con la posibilidad de que Donald Trump pueda ponerse de nuevo al frente del más poderoso país del planeta.
En principio, «Civil War» es una distopía que, sin embargo, nos muestra imágenes im- pactantes de un EEUU devastado y asolado por la lucha de diversos contendientes , sin que sepamos con certeza a que bando pertenecen unos u otros y ni siquiera podamos saber si el presidente responde a un perfil republicano o demócrata. Es un país donde se ha instalado el caos y donde la lucha es de todos contra todos.
«Civil War» es, sobre todo, una película bélica, pero en la que confluyen otros muchos géneros como la road movie o la ciencia ficción, aunque nos parezca tan real cuando se nos muestran imágenes de ciudades reconocibles o carreteras con sus indicaciones para dirigirse a uno u otro punto. Lo que ocurre es que los coches están abandonados a su suerte, sin ocupantes y en su lugar vemos carros de combate , soldados o grupos armados que actúan sin ningún escrúpulo ni remordimiento.
Toda la narración la seguimos a través de cuatro periodistas, tres reporteros de guerra, curtidos en mil batallas y una joven aspirante a fotógrafa, una freelance que se ve metida de lleno en un escenario de violencia, sangre, combates encarnizados , asesinatos a sangre fría , fosas comunes y la sensación para el espectador de que todo es muy real de que no estamos viendo una película de marcianos invadiendo la Tierra ni superhéroes salvando el mundo
Esta cinta, dirigida por el británico Alex Garland, está en la línea de otras grandes películas sobre los corresponsales de guerra como «Bajo el fuego», «El año que vivimos peligrosamente» o «Los gritos del silencio», todas ellas estrenadas en los años ochenta del pasado siglo. «Civil War» se diferencia en que el entorno devastado no pertenece a ningún lejano país y sus imágenes son reconocibles por cualquiera que haya visto cine norteamericano. Todo ese viaje por carretera que los cuatro periodistas emprenden en dirección a Washington tiene como objetivo intentar entrevistar al presidente antes de que un grupo rebelde asalte la Casa Blanca.
Todo está devastado en ese viaje salvo un pequeño lugar donde parece que el tiempo se ha detenido. Una localidad donde no ha llegado la guerra y donde sus habitantes viven completamente ajenos al conflicto. Una simbólica isla que simboliza el país que fue, alejado de cualquier tipo de conflicto y de luchas entre sus habitantes. Un «mundo feliz» en mitad del caos mientras soplan vientos de guerra que, tanto nos preocupan.