El cine que fue y que sigue siendo

Este año se cumplieron setenta del estreno de 'Bienvenido Mr. Marshall', la primera película que dirigió en solitario Luis García Berlanga

Eduardo Moyano

Las conmemoraciones nos sirven para evocar tal o cual hecho o a personas que fueron relevantes en los tiempos que vivieron.

Recordar a un escritor, a un pintor, a un músico o un cineasta lleva aparejado que nos acerquemos de alguna manera, a su obra y conozcamos, si no lo hubiéramos hecho antes, los pormenores de su creación.

Este año se cumplieron setenta del estreno de 'Bienvenido Mr. Marshall', la primera película que dirigió en solitario Luis García Berlanga, después de haber realizado un par de años antes, 'Esa pareja feliz', junto a Juan Antonio Bardem.

He vuelto a ver aquella película rodada en la sierra de Madrid, aunque el cineasta valenciano transformara a sus personajes en andaluces de una localidad ficticia llamada Villar del Río. Berlanga utilizó lo tópico para construir una sarcástica burla del Plan Marshall norteamericano elaborado para reconstruir Europa tras la II Guerra Mundial y que dejó de lado a España. 'Bienvenido Mr. Marshall' era todo menos una película folklórica como algunos críticos de la época llegaron a calificarla.

Pararme frente al televisor y ver a Pepe Isbert, Manolo Morán, Lolita Sevilla o Elvira Quintillá ha sido un ejercicio más que satisfactorio porque la película sigue viva y refleja aquella lejana década de los cincuenta en un pueblecito de la península ibérica.

Saltando de país y de temática también he tenido ocasión de volver a ver 'Vacaciones en Roma', que también se ha echado setenta años encima. La vi con mi nieta de siete años y mi sorpresa es que no se despegó del televisor y siguió con detenimiento una película en blanco y negro, que supuso el lanzamiento de Audrey Hepburn, muy alejada de los cánones de belleza femenina de la época. La pizpireta y sonriente actriz con el tiempo se ha convertido en uno de los iconos del Hollywood dorado y los posters con su imagen siguen vendiéndose en todo el mundo.

En aquel cuento que dirigió William Wyler, Audrey era una princesa harta de tanto protocolo y rigidez que, decidido durante unas horas mezclarse con la gente por las calles de Roma. Audrey en una vespa junto a Gregory Peck, recorriendo las calles de la capital italiana sigue siendo hoy, una imagen que recordamos sin necesidad de atizar a nuestra memoria. Como anécdota se contó que Balenciaga no quiso encargarse del vestuario al aclararle la productora que la protagonista era la desconocida Audrey Hepburn y no Katherine como él creía. Seguramente, el famoso modisto español, se arrepentiría con el paso de los años.

Quiero decir con esto que el cine tiene títulos que nunca se podrán borrar como ocurre con grandes obras literarias ,pictóricas o musicales. Y desde estas páginas invito a que nos sentemos frente al televisor o incluso acudamos a un cine de verano donde se reponen este tipo de películas para que disfrutemos de historias en blanco y negro antes de que soñásemos en Technicolor.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios