opinión
El cartero que robaba poemas de amor a Pablo Neruda
Antes y durante varios años, hasta la irrupción de internet, me convertí en su «cartero» porque le enviaba la información que había sobre él y su obra en España
Han pasado ya más de dos semanas desde que falleciera Antonio Skármeta y han sido varios los artículos que he leído sobre el escritor y cineasta chileno en los medios de comunicación. Algunos como el que escribió el premio Cervantes nicaragüense, Sergio Ramírez, detallaban algunos ... de los encuentros que mantuvo con él a lo largo de su vida que, describía como fotografías, fogonazos que quedan en la memoria.
En mi caso, también, he ido recopilando recuerdos, momentos que compartí con el escritor que, alcanzó fama mundial tras el estreno de «El cartero de Neruda», película de 1994, dirigida por el inglés Michael Radford, por un empeño personal del actor Massimo Troisi, quién encarnó al cartero y que falleció poco antes de que la película se estrenara y obtuviera numerosos premios, incluyendo el Oscar de mejor banda sonora.
Pero once años antes, en 1983, Antonio Skármeta era un completo desconocido en España. Lo conocí en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, donde su película «Ardiente paciencia», acaparó todos los premios. En ella estaba el germen del cartero, la primera versión sobre aquella historia de amistad entre el cartero y Pablo Neruda, y como el primero usaba los poemas del Nobel para seducir a la joven de la que estaba enamorando. Cuando Neruda le recriminaba, con la boca pequeña, que le plagiase, el cartero respondía que la poesía no es de quien la escribe sino de quien la lee.
Skármeta era risueño y sonriente. Todavía lo recuerdo en una sala del hotel, sede del festival en aquel entonces, contándole historias a los niños sobre Pablo Neruda. Comunicaba muy bien y dejó muestra de ello con su programa en la televisión chilena, «El show de los libros», que fue todo un fenómeno en su país siendo, como era, un programa inminentemente cultural. El caso es que Antonio Skármeta y yo desde aquel festival de Huelva tuvimos una larga relación epistolar, telefónica o presencial a lo largo de más de treinta años. La última ocasión en que le vi fue a raíz del estreno de «El baile de la Victoria» película dirigida por Fernando Trueba , basada en la novela del mismo título con que ganó el Planeta.
Antes y durante varios años, hasta la irrupción de internet, me convertí en su «cartero» porque le enviaba la información que había sobre él y su obra en España. Él me avisaba con antelación cuando iba a publicar un nuevo libro o participaba en algún simposio o conferencia. Recuerdo que, en 1986, en un hotel de Madrid y ante un reducido grupo de periodistas, presentó la novela »Ardiente paciencia» que a diferencia de lo que es habitual, estaba basada en la película. Sus «padrinos» fueron el escritor uruguayo Mario Benedetti y su compatriota chileno, el cineasta Miguel Littin.
«Ardiente paciencia» o «El cartero de Neruda» ha dado origen a varias películas, obras teatrales, programas de radio y hasta una ópera que se estrenó en Los Ángeles. Posiblemente esa enorme repercusión ha eclipsado su polifacética carrera como realizador, guionista, dramaturgo, novelista o autor de varios cuentos infantiles. Siempre conversé y entrevisté a Antonio Skármeta cuando llegaba a Madrid con un nuevo libro bajo el brazo. Siempre encontraba un hueco para venir a la radio o para tomarnos un café en el hall de su hotel. Lo recuerdo en la noche en que ganó el Planeta en Barcelona o cuando tuve ocasión de viajar a Buenos Aires y Santiago de Chile donde participó en un ciclo sobre emigración y exilio, aquel exilio que él vivió durante muchos años en Alemania, en la época de Pinochet.
Son instantáneas de la memoria que permiten afirmar que Skármeta , como Neruda, confiesa que también «ha vivido» .