OPINIÓN
Babygirl: Recupera el erotismo de los 90
El ansia acumulada durante los años del franquismo por ver lo prohibido se fue apagando y las nuevas generaciones no han vivido aquella fiebre de mediados de los setenta y primeros ochenta
En este país hubo un tiempo en que las protagonistas de nuestras películas eran las más limpias de todo el universo cinematográfico. A los hombres se les suponía la limpieza, como en la mili a los reclutas, el valor. No había película sin ducha o ... baño para que pudiesen mostrar sus cuerpos al desnudo.
Fue en 1974 cuando el gobierno de Arias Navarro permitió «el desnudo siempre que fuera por necesidades del guion». Un año después, tras la muerte de Franco, hubo un aluvión de películas, la mayor parte con actrices desconocidas, que coparon las salas y llevaron a millones de espectadores a los cines que, junto a los nuevos títulos, vieron las muchas películas prohibidas durante el franquismo como «El último tango», «Emmanuelle», «Historia de O`', «Salo o los 120 días de Sodoma» y un largo etcétera de títulos, de diversa índole pero que, siempre, incluían desnudos.
El ansia acumulada durante los años del franquismo por ver lo prohibido se fue apagando y las nuevas generaciones no han vivido aquella fiebre de mediados de los setenta y primeros ochenta. Todo se veía con naturalidad y paulatinamente, en nuestro cine fue situándose al «destape» en un segundo plano.
En los últimos años, en la era del «mee too» se aprecia cierto puritanismo en el cine a nivel mundial. Los desnudos y las escenas de sexo se cuidan con los llamados coordinadores de intimidad que hacen de intermediarios entre los actores, directores y productores sobre cómo afrontar una escena íntima durante el rodaje.
Tras el caso del productor Harvey Weinsten en 2017 y el auge del «Mee Tou», en Estados Unidos no hay rodaje sin coordinador de intimidad y en España, aunque posteriormente, esta figura también se incluye en muchos rodajes. Todo esta bien para que no sucedan situaciones como la que vivió María Schneider con Marlon Brando en «El último tango», con la famosa escena de la mantequilla que, la actriz dijo desconocer. Bertolucci quería buscar su reacción. María Schneider contó años después que desde entonces quedó traumatizada y que sus lágrimas en aquella escena eran reales.
Entiendo que los desnudos que vemos ahora y las escenas de sexo están muy estudiados y que los coordinadores buscan el consenso con las partes implicadas en las escenas íntimas. Es algo, que ha debido suceder en «Babygirl» , la película protagonizada por Nicole Kidman que llegó este pasado fin de semana a las salas españolas, en la que la actriz australiana se muestra totalmente desnuda y con numerosos escenas de sexo con un joven actor, Harris Dickinson, el becario con el mantiene un tórrido romance. Kidman a sus 57 años ha vuelto a protagonizar los desnudos de «Eyes wide shut», aquella compleja e inquietante película que protagonizó junto a Tom Cruise y que fue el testamento cinematográfico de Stanley Kubrick y puede decirse que en «Babygirl» hace un guiño a aquella cinta estrenada hace veinticinco años.