OPINIÓN
Alumbramiento: ser madre soltero en la España de los ochenta
El director Pau Teixidor construye una historia creíble, bien contada y con un elenco de actrices jóvenes que se expresan con naturalidad
No hace mucho, en este país , cuando una mujer quedaba embarazada fuera del matrimonio se comentaba que se casaba de penalti. Ser soltera y estar embarazada equivalía a chica casquivana, desvergonzada y pecadora. De los hombres no se decía nada ,en todo caso que debían ... restablecer el honor de la mujer casándose con ella.
No hablamos del pleistoceno y si de situaciones que todavía seguían viviéndose durante los años ochenta del siglo pasado, sobre todo , en pequeñas localidades donde todos sabían de todos y cuando uno tosía todo el pueblo estornudaba.
Es el caso de «Alumbramiento» ,película que ha llegado esta semana a las salas, que se sitúa en 1982, en una España que vivía el triunfo socialista en las elecciones que, parecía respirar años nuevos y en la que, sin embargo, se mantenían diferentes modelos de represión, como el que sufrían las madres solteras. Las jóvenes embarazadas eran estigmatizadas, tratadas como si hubiesen cometido la peor felonía.
La debutante y prometedora Sofía Milán interpreta a Lucía, una joven de quince años que vive en un recóndito pueblo , aislado de las grandes ciudades y a su madre no se lo ocurre otra idea que para ocultar el embarazo debe trasladarla a Madrid para internarla en un centro de chicas que viven en su misma situación , en un escondido edificio en el barrio de Peñagrande. La niña/mujer llega al centro esposada y uno de los policías le dice que era «para que no se hiciera daño a sí misma». Una niña esposada como la peor delincuente por el mero hecho de estar embarazada.
En realidad, el centro es un reformatorio en que se impide que las jóvenes puedan salir libremente. Hay una estricta disciplina, un control continuo para todo, incluido el desarrollo del embarazo porque las personas que se ocupan del centro desean apropiarse de los bebés para cedérselos a terceros.
El tema del robo de niños lo hemos visto en televisión como la miniserie que dirigió Salvador Calvo, titulada precisamente «Niños robados» ; documentales y en alguna película de ficción, como «Sobre todo la noche», de Víctor Iriarte. Aunque este tema subyace en «Alumbramiento» no considero que sea lo más destacado del filme que pone el acento en los personajes femeninos, en las niñas que se preguntan continuamente que delito han cometido y por qué sus familias no acuden a protegerlas. Son casi «malditas» para determinados sectores de la sociedad como por ejemplo vimos en otra película que he vuelto a ver recientemente «Vivir es fácil con los ojos cerrados», de David Trueba, en que el personaje que interpreta ,la entonces debutante, Natalia de Molina también es internado para que nadie sepa de su embarazo en el pueblo andaluz en que vive.
Lucía, la prometedora Sofía Milán, se siente abandonada por su madre, por su entorno y solo encontrará en sus compañeras el apoyo que necesita. Esas niñas-mujeres que solo se tienen a ellas mismas para protegerse bajo la agobiante situación en que viven. En ese entorno represivo con monjas, seglares religiosas o médicos sin escrúpulos, descubrirá que le quieren arrebatar aquello que todavía no tiene: su propio hijo
A estas alturas del siglo XXI resulta inexplicable que hace cuarenta años se castigara a las niñas embarazadas e incluso se robara sus bebés. El director Pau Teixidor construye una historia creíble, bien contada y con un elenco de actrices jóvenes que se expresan con naturalidad.
Con todas sus diferencias, «Alumbramiento», es hermana de «La maternal», la película de Pilar Palomero que obtuvo numerosos reconocimientos el año pasado y, nos confirma el profundo cambio que ha experimentado la sociedad española en los últimos cuarenta años.