editorial
Silencio injustificable ante un homicidio
Llamó la atención el silencio de la ministra de Igualdad, Irene Montero, tan habituada a condenar unos crímenes y a silenciar otros porque a fin de cuentas son su política y su concepto del feminismo los que han llegado a ideologizar hasta los homicidios

El dramático hallazgo en Gijón de una niña de seis años muerta en la casa de su madre, aparentemente atiborrada de calmantes, ha sumido a otra familia en una tragedia cruel e inimaginable. Desde luego, queda por delante toda la investigación policial y judicial una vez que la madre de la menor ha sido detenida al existir indicios de que fue ella quien pudo ocasionar la muerte. Días atrás, perdió la patria potestad en favor del padre, que ayer repetía desolado que esta muerte no debe abrir ninguna discusión sobre 'hombres y mujeres'. Y lleva razón. Sin embargo, llamó la atención el silencio de la ministra de Igualdad, Irene Montero, tan habituada a condenar unos crímenes y a silenciar otros porque a fin de cuentas son su política y su concepto del feminismo los que han llegado a ideologizar hasta los homicidios. Callar cuando la mujer parece la homicida no es lo relevante de este drama, pero sí es indiciario de un cinismo sectario. Y lo demoledor es que ya nadie podrá devolver la vida a la pequeña.