Editorial
Vox se hace mayor de edad
La marcha de Olona ha puesto de manifiesto problemas organizativos, discusiones relevantes y el cuestionamiento de la calidad de sus umbrales democráticos a nivel orgánico

Vox está afrontando su primera gran crisis interna. Ya no se trata de dirigentes aislados y periféricos, de poca relevancia, que durante los últimos años se fueron descolgando, como suele ser habitual en todos los proyectos emergentes que crecen en aluvión. La salida de Macarena ... Olona tras los resultados de Vox en Andalucía –aunque aumentaron los escaños de 2018– ha generado una convulsión en el partido. Ayer Olona acabó con las suspicacias en torno a la idea de que pueda llegar a crear una formación alternativa a Vox en su espectro ideológico, al menos en el corto plazo. Lo negó, de igual modo que la dirección de Vox le ha negado a ella su retorno tras las críticas sobre el déficit de democracia interna en la formación. En definitiva, el partido de Abascal sufre su primera crisis de madurez. Vox ha alcanzado su mayoría de edad, y no solo por el ascenso electoral de los últimos cinco años, sino también porque orgánicamente padece los males habituales de todos los partidos. Hay desentendimientos políticos y también personales.
El retorno de Macarena Olona en condiciones pacíficas se ha convertido en algo inviable a día de hoy, ella misma lo ha vuelto imposible con sus contradictorias decisiones de las últimas semanas. Pero su marcha ha puesto de manifiesto problemas organizativos, discusiones relevantes con creciente fricción interna y, uno de los males de la endogamia partidista, el cuestionamiento de la calidad de sus umbrales democráticos a nivel orgánico. Existe malestar en algún sector del partido con su dirigente Javier Ortega Smith, encargado de la organización interna, algo que la dirección se afanó ayer en desmentir para no airear esas supuestas divisiones. El interés de Santiago Abascal y de toda la cúpula del partido por cerrar la crisis cuanto antes es muy lógico, porque en año electoral (primero autonómicas y municipales y luego generales) puede afectar a su credibilidad en las urnas y a su reputación entre sus votantes. El resultado está por ver. No deja de ser llamativo la manera en la que Olona, uno de los iconos del partido, con notable eficacia parlamentaria, acaba fuera de la organización por un enfrentamiento evidente y tras abandonar las responsabilidades asumidas con los andaluces. Parte de la militancia se ha visto desagradablemente sorprendida por este episodio porque la apariencia de Vox, muy reacia a airear su vida interna, fue siempre la de un partido con una férrea unidad y sin fisuras. Algo que se ha roto por primera vez y sus dirigentes son conscientes de ello.
La decisión de vox puede obedecer a dos razones. La primera, creer a Javier Ortega Smith y no a Macarena Olona, en la pugna interna que vienen manteniendo desde hace algún tiempo, aunque no haya trascendido hasta ahora. O la segunda; que Santiago Abascal sea consciente del conflicto y a su vez piense que este episodio debilita al partido, y haya optado por limpiar los trapos sucios dentro, dando un portazo drástico a quien los está publicitando y resolviendo estos problemas en 'intimidad', con mutismo y sin alentar nuevas discordias. Solo el tiempo esclarecerá el resultado final de su estrategia.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete