editorial
Juicio a una tragedia documentada
La función reparadora de la Justicia se traspapela en los tribunales, incapaces de abreviar y aclarar un suceso tan documentado como el del Alvia accidentado
Casi diez años después de una tragedia en la que perecieron ochenta personas, el comienzo del juicio el accidente ferroviario de la curva de Angrois trata desde hoy de determinar la responsabilidad civil –cifrada en 57,69 millones de euros– y las penas a las que se enfrentan los dos acusados, el maquinista del Alvia siniestrado y el exdirector de seguridad de Adif.
Que los jueces hayan tardado una década en instruir este caso –cerrado y reabierto en varias ocasiones– pone de manifiesto la lentitud de una Justicia cuya función reparadora se traspapela en los tribunales, incapaces de abreviar y aclarar un suceso tan documentado como el del Alvia accidentado.
El exceso de velocidad a la que circulaba el convoy y la normalidad que representan las curvas cerradas en el trazado ferroviario español, en el que ni antes ni después se ha registrado un descarrilamiento de estas características, obligaban a plantear una instrucción más ajustada a las leyes de la mecánica y la cinética.