editorial
La huelga de jueces y fiscales se disipa
La pacificación laboral de un sector tan esencial para el funcionamiento de nuestra administración es un ejercicio de responsabilidad
Más allá de que aún queden flecos pendientes de negociación que se puedan cerrar definitivamente en los próximos días, ayer pareció disiparse al fin la presión de jueces y fiscales con la huelga prevista para la semana que viene. Las negociaciones para lograr un incremento salarial que tenían congelado prácticamente desde 2010 se saldan por ahora con un aumento del gasto de más de 46 millones de euros, lo que aliviará especialmente la raquítica cantidad que vienen cobrando los jueces, por ejemplo, por cada hora de guardia. Y más aún, en localidades pequeñas.
No se resolverán así todos los males de la justicia, desde luego. Pero la pacificación laboral de un sector tan esencial para el funcionamiento de nuestra administración es un ejercicio de responsabilidad por parte de todos. Ninguna huelga es deseable, y menos aún si amenaza con paralizar los juzgados y tribunales. No obstante, es imprescindible redignificar unas carreras que ya sufren demasiados ataques.