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TIGRES DE PAPEL

Saber despedirse

Marcharse bien es una habilidad imprescindible en la vejez pero es un recurso también útil en la primera juventud

Diego S. Garrocho

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Tenía razón Kipling: nuestros padres nos mintieron. O como poco fueron torpes, porque durante años nos enseñaron a llegar puntuales a los sitios cuando el signo de verdadera distinción no tiene tanto que ver con saber comparecer sino con saber marcharse. Llegar a tiempo es ... sencillo: basta con adecuar nuestra conducta al dictado del reloj. Elegir el momento oportuno en el que largarse, sin embargo, es casi una expresión de la gracia. No existe patrón ni decálogo que pueda pautarlo. Aunque es curioso, porque esta marca de inspirada sabiduría que sólo aporta la experiencia, a los más veteranos, a veces, se les disipa de golpe. Como la juventud a los gatos, que les abandona siempre de forma abrupta. Y lo que es peor, cuando más la necesitan.

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