La ciudad invisible del Falla

Estoy de acuerdo en que los peregrinos vienen buscando coplas, pero nada sería posible sin este engranaje perfecto de personas que trabajan codo con codo y hacen posible de verdad que la magia

David Fernández

Van pasando los días, y ya casi estamos asistiendo al final de la fase preliminar del concurso. El ambiente por fortuna, vuelve a ser el de siempre, la magia del teatro se recupera en todo su esplendor, y dentro de toda esta vorágine de sensaciones ... recuperadas hay algo que quizás se nos escapa, que no goza de los focos, que no resulta mediático a los ojos del aficionado. Y no son precisamente las gratas sorpresas de agrupaciones que de repente triunfan, o el propio calor del público que asiste cada noche al teatro, no. Lo que año tras año pasa por delante de nuestros ojos es lo que yo llamaría «el engranaje perfecto», todo un entramado de personas que forman un equipo silencioso, dedicado durante meses a preparar el atrezzo perfecto, a enmarcar el enclave donde la magia tiene lugar, el envoltorio es importante, y nosotros en Cádiz gozamos del envoltorio con más encanto posible, un templo auténticamente de cine, el Gran Teatro Falla.

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