OPINIÓN

Una tarde de septiembre

Nuestro poder quedó en evidencia un día cualquiera, y entendimos que somos una sociedad vulnerable

Daniel Lanza

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Recuerdo que aquella tarde de septiembre de 2001 me encontraba jugando un partido de tenis. Solíamos ser habituales de las canchas durante julio y agosto, y siempre aprovechábamos las dos primeras semanas de septiembre para dar los últimos golpes del verano.

Un muchacho, no recuerdo ... quién, apareció entre las canchas diciendo que un avión se había estrellado contra las Torres Gemelas. Creo que, en ese momento, no éramos plenamente conscientes de lo que simbolizaban esas torres, ni de lo que significaba el terrorismo islámico. Pero, claro, pronto lo supimos, y estoy seguro de que más de uno de nuestra generación ha tenido algún susto en algún aeropuerto europeo.

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