OPINIÓN

Salir de todo

El ser humano moderno necesita acelerar el ritmo de todo lo que hace, terminarlo rápido

Daniel Lanza

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Hace unos meses se empezó a hablar de la «gran renuncia», un movimiento surgido en Estados Unidos que llevó a muchas personas a abandonar sus puestos de trabajo, en su mayoría extremadamente exigentes, en busca de una solución a la falta de conciliación entre su vida laboral y personal.

En Occidente hemos adoptado la costumbre de abordar problemas existenciales recurriendo a salidas drásticas, a veces precipitadas. Si se hace una lectura más profunda, subyace en ello una necesidad constante de huida, de escapar de todo.

En España, en particular, no contamos con un mercado laboral tan boyante como para permitirnos desaparecer del mapa durante unos meses. Sin embargo, existen otras formas de evasión, más o menos planificadas, que la mayoría de nosotros tomamos de manera inconsciente.

Cada vez hay menos parejas de larga duración. Esta tendencia se ha intensificado desde la irrupción de Tinder y otras aplicaciones similares, donde muchos buscan su «media naranja» con un simple clic. En el fondo, lo que subyace es la evasión del esfuerzo que implica la seducción y el cortejo. Encontrar pareja requiere dedicación y constancia, y es más fácil hacerlo a través de una aplicación.

Vivimos en una constante escapada. El ser humano moderno necesita acelerar el ritmo de todo lo que hace, terminarlo rápido. Y, si es posible, huir de ello. Atrás quedan el compromiso, la constancia, la fidelidad. Valores antiguos, de otra época, casi obsoletos.

A este paso, no me extrañaría que la inteligencia artificial acabara por destruirnos. Si volcamos nuestra existencia en dejar que la tecnología decida por nosotros, corremos el riesgo de convertirnos en meros espectadores de nuestras propias vidas. Algunos sabrán aprovechar sus beneficios, pero, por desgracia, la mayoría la utilizará como una vía de escape para no enfrentar con determinación y coraje los desafíos de la vida. Y cada vez será más difícil recuperar la esencia que nos hace verdaderamente humanos.

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