OPINIÓN
Radical de los valores
En los peores momentos podemos ser buenas personas, malas personas, cobardes o valientes
Cualquiera que haya indagado en la temática de la política se habrá sentido desbordado en algún momento, entre agendas políticas, ideologías sectarias y demás variaciones. La política actual distrae. Es una maniobra continua de distracción y evasión. Cualquiera que haga una segunda lectura de ciertos ... titulares se dará cuenta. Además, en nuestro país, es evidente el esfuerzo por ocultar cada uno de los casos de corrupción en los que se han visto envueltos los diferentes partidos políticos.
Es normal que todo esto contribuya a generar una sociedad desprovista de creencias y esperanzas. Es lógico que crezca el absentismo, así como la aparición de partidos políticos con propuestas disparatadas, que solo ven a la masa de votantes como un nicho de negocio.
Cualquiera que lea mi texto podría pensar que soy una especie de anarquista con pretensiones nihilistas o descreídas. Nada más lejos de la realidad; siempre he creído que, para abordar los problemas, primero hay que reducirlos a su escala más básica, a la raíz. Puede que me consideren un radical, no me moleste la palabra.
Existe un esfuerzo por silenciar a todo aquel que cuestiona el sistema y los problemas derivados de este parcheo continuo, de una estructura política que ha crecido en torno a unas reglas del juego bastante manipuladas. Desespera.
Cuestionémonos todo: nuestro entorno, lo que se genera en base a unas normas que podrían ser otras. Y quizás, solo quizás, podrían surgir opciones mejores. Contribuyamos a crear una sociedad más crítica con todo lo que la rodea.
Quizás sea un poco utópico pensar de esta manera, porque en realidad tendríamos que poner en duda nuestro estilo de vida y el tiempo que dedicamos a satisfacer nuestros anhelos. Pero volver a la raíz, a lo básico, a lo que nos deja en una especie de incomodidad o indefensión, significa que debemos utilizar otros recursos y habilidades.
Es bien sabido que, en los momentos más difíciles, en el caos, es cuando el ser humano se enfrenta a dificultades que lo ponen a prueba, como personas y como seres humanos.
En los peores momentos podemos ser buenas personas, malas personas, cobardes o valientes.
Cada día pienso más que, para convertirse en un ser humano decente, uno debe ponerse a prueba, enfrentarse a la adversidad con valentía. Volver a la raíz para rescatar algunos valores que permanecen ocultos cuando convivimos en una sociedad acomodada y adormecida.
En las peores situaciones —catástrofes, guerras, crisis de todo tipo— podemos encontrar un perfil de ser humano que, apoyándose en los valores más fundamentales, sale adelante. Sin olvidar sus necesidades, se enfanga y se revela como una persona solidaria y entregada.
Y, lamentablemente, eso no se está viendo en la mayoría de la clase política actual.