Opinión

Nomadland

Cientos de personas, atrapadas en empleos estacionales, sucumben ante el abismo del exorbitante precio de los alquileres. La única salida que les queda es refugiarse en furgonetas

Daniel Lanza

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Aprovecho el final de la época festiva, ese lapso efímero en el que el amor y la bondad parecen gobernar nuestras vidas, para reflexionar sobre algo que me ha dejado profundamente desconcertado: el asunto de las caravanas en Palma de Mallorca.

No se trata de ... un fenómeno aislado. Ya en Estados Unidos, miles de personas se vieron arrastradas por las circunstancias a una existencia nómada, desplazándose sin cesar de un lugar a otro en furgonetas o caravanas. Este drama humano quedó plasmado con maestría en la película Nomadland, protagonizada por una soberbia Frances McDormand, quien encarna a una mujer que, tras perderlo todo, termina adaptándose a la precariedad de vivir en una furgoneta. Su vida está marcada por trabajos temporales, lejos de cualquier red de apoyo o seguridad social, mientras transita por un «mundo nómada» que empuja incluso a familias enteras a deambular de norte a sur, aceptando empleos fugaces que apenas les permiten subsistir.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación