Opinión
La IA literaria
Reconozco las bondades de estos inventos maravillosos creados por la mano del hombre y mantengo algo de escepticismo respecto a estos avances
Los aficionados a las letras, vinculados de alguna manera a mis redes, pueden investigar sobre una nueva IA creada por un escritor español. Se llama Tintero y detrás de este proyecto está León Arsenal, autor con una veintena de títulos publicados, además de ser el ... ideólogo de esta herramienta que despierta ciertas inquietudes de corte «ludita».
Yo escribo en el smartphone, leo en un e-reader y hago preguntas a Chat GPT. No es que sea especialmente fanático de la mal llamada tecno-casta, pero tampoco soy un hipócrita. Reconozco las bondades de estos inventos maravillosos creados por la mano del hombre, aunque tampoco me dejo llevar por la emoción y mantengo algo de escepticismo respecto a estos avances.
He vivido lo que podría llamarse la «crisis Kindle». Es ese periodo en el que Amazon encumbró a algunos escritores desconocidos, promocionándolos como ejemplos del éxito de la «generación indie». No sé si les pagó directamente, pero al menos les cubrieron los gastos de dietas y alojamiento para que fueran de un lado a otro explicando cómo podían vivir de sus libros porque cobraban cada tres meses. Amazon, decían, era mejor que esas editoriales que solo ofrecían un 10% del precio de venta al público (PVP). Sin embargo, de esa gente ahora no se sabe prácticamente nada. Alguno, quizá, todavía se puede permitir ir al cine cada tres meses (¡con palomitas incluidas!). Pero hoy en día, el ebook representa, como mucho, un 5% de las ventas totales de libros.
Con el 3D y la peli «Avatar» pasó algo similar. Se decía que el 3D iba a revolucionarlo todo, la gente solo iría al cine para él 3D y bla, bla, bla… Ahora, las plataformas de streaming nos imponen publicidad aunque sigamos pagando cuotas mensuales. Se suponía que, con una suscripción, tendríamos acceso ilimitado a un catálogo interminable. Tal vez sería mejor que volvieran los videoclubs, y todos seríamos más felices. Debería volver todo lo de los 90. Y todo sería mejor.
A menudo confundimos avances tecnológicos con soluciones definitivas. Y no nos damos cuenta de que pasará un tiempo hasta que nos demos cuenta de que eso que venía a «revolucionar» él mundo es un electrodoméstico más como otro cualquiera. Y que somos nosotros los que provocamos los cambios. Nada más.
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