TRIBUNA
La rabia, una realidad cercana, no es una buena noticia
El pasado 29 de julio, cerrábamos el día conociendo de forma oficial un caso de rabia en un gato callejero, cachorro de unos 7 meses de edad, en la ciudad de Melilla. Esta es una mala noticia, la rabia es una zoonosis, sí, una de esas enfermedades que se trasmite de animales a las personas, aunque mortal, que acaba con la vida de unas 70.000 personas al año en el mundo, y que tan solo con una vacuna podría erradicarse la enfermedad.
Es una mala noticia,porque esta vez ha sido un gato callejero el infectado, mucho mas difícil si cabe controlar que en el caso de los perros, dado que estos últimos son más ruidosos y mucho más fácil de localizar. Además los gatos viven agrupados, tienen frecuentes peleas por su carácter territorial, por lo que la posibilidad de contagio entre unos y otros es mucho más fácil y rápida.
Los expertos siempre han dicho que cuando un caso de rabia en ciudades como Ceuta y Melilla se diagnostique en gatos, es posible que ¡por fin! las autoridades locales tomen cartas en el asunto. Y vemos que no. Por la información que tenemos no parece que exista encuesta epidemiológica que describa los posibles contactos del gatito positivo de rabia con otras poblaciones, ¡otra mala noticia!, porque esto dificulta la posibilidad de despejar la ecuación. Conocer la estructura gatuna de cada ciudad es algo importante, la estructura sanitaria.
Otra mala noticia es que el panorama nacional relativo a la prevención de la Rabia no es homogéneo en todo el territorio español: hay comunidades autónomas que tienen como obligatoria la vacunación de rabia, y en otras que no solo no se vacuna, sino que ven el riesgo a muchos kilómetros de distancia, sin tener en cuenta que se puede doblar el mapa y en pocas horas llegar un animal infectado desde Cádiz, Almería o Málaga a Galicia o Cataluña territorios donde no se vacuna de rabia.
Y alguien dirá ¿para que te metes Manolete? Me meto por que la provincia de Cádiz está a 14 escasos kilómetros del continente africano donde la enfermedad es endémica; a modo de ejemplo, cualquier gato merodeador y sin control en un puerto de Melilla o Ceuta salta a un barco de contenedores y en un pispás tenemos el festival montado en la península, con lo que eso conlleva de peligro para la salud pública, de vigilancia y aplicación de plan de contingencia, o de cierre de fronteras…
Me meto por que en esta provincia, en algunos municipios, el Colegio de Veterinarios de Cádiz lleva años protegiéndolos, mediante convenios para aplicar el método CER (Captura, Esterilización y Retorno) realizada por los facultativos de clínicas veterinarias y acompañado de una gestión integral de colonias felinas con personal voluntario, y desde hace un par de años, el Consejo Andaluz de Colegios de Veterinarios pone a disposición de los Ayuntamientos con convenios CER -de forma gratuita-, la identificación con microchip de los animales y la VACUNACIÓN DE RABIA para esos gatos ferales, esos gatos de colonias que están deambulando por los parques y jardines haciendo guardia sobre los contenedores de basura, porque un día a alguien se le escapó de casa un gato sin esterilizar y preñó a alguna gata abandonada o tuvo una descendencia no deseada que abandonó a su suerte en la ciudad.
Identificando a los gatos se tienen los censos de la población, y con la vacuna y desparasitando se tiene un mínimo control sanitario.
Aprovecho para decir la importancia sanitaria, ecológica y urbana que tiene que los Ayuntamientos hagan gestión integral de colonias felinas, dado que los gatos descontrolados pueden causar problemas, desde la simples molestias por la suciedad que originan, continuando por daños a la biodiversidad por desplazar poblaciones animales en peligro de extinción, dado que destruyen nidos de pájaros, reptiles… y si es el caso, el que nos trae a esta redacción el sucedido en Melilla, por no haber hecho un acto de prevención, se crea un problema mucho mas serio, que es peligrar la salud de las personas, dado que es una zoonosis, una enfermedad que se transmite de animal enfermo a otros animales y a las personas. Y todo se resuelve con la vacunación antirrábica. Un simple acto de One Health.
Como dato, añadir que el censo de gatos registrados transparenta que no se vacunan regularmente, por ello es importante recordar que los gatos afortunados que tienen un propietario o propietaria también deben estar vacunados contra la enfermedad de la rabia y esterilizados a los 6 meses de edad para prevenir posibles e indeseables contagios, y si son gatos «escapistas», que no regresen a casa dejando una descendencia incontrolada.
Cristina Velasco, Presidenta del Colegio de Veterinarios de Cádiz