TACONEANDO
El mensaje es el medio
La verdad es una mentira que se engrasa de sonrientes verdades y tienen su público
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Mi algoritmo muestra contenidos cada vez más surrealistas. El vídeo de verano azul del PP aparece con versiones varias; un Einstein creativo ha logrado editarlo para que las sombrillas salgan volando, mientras el aleteo de gaviotas azota el aire madrileño. Tenemos a media España ... editando un meme sin sospechar que ellos son la comidilla de la otra media. Algunos han descubierto esta semana que en Madrid no hay playa, y son los mismos que se dejan engañar por el gráfico de las pensiones de Sánchez. La trampa de la política es ya un trueque absurdo entre mentiras y falsos decorados.
Esto no es sino la excusa para indicar, en medio del bocadillo, como nos diría Umbral que decía Ruano, lo que queramos en nuestra libertad interior con la que interpretamos los resultados del informe Reuters sobre medios y audiencias. Parece que las audiencias de TikTok, Instagram y Snapchat prestan más atención a las celebridades, y eso es algo que debemos resolver los periodistas colándonos en las fiestas VIP. En Facebook y Twitter, dice el informe, los periodistas siguen siendo el centro de la conversación, y mi algoritmo debe de ser la excepción. Pero en general, los contenidos relacionados con noticias no dejan de decrecer, se han visto castigados por la fórmula del 'infotainment'.
Así pues, este verano tendremos que sobrevivir a las altas temperaturas, las elecciones, la guerra en Europa y al algoritmo enloquecido. Seguiremos mirando y consumiendo 'infotainment', esquivando viejas mentiras y consumiendo otras nuevas. Somos unos grandes estafados y ya lo sabíamos, porque no es que haya un Elon Musk muy astuto, sino que hemos acudido a que nos engañasen, en masa, los creadores de contenidos virales, los analfabetos tecnificados, el horterismo 'youtuber', los de La Moncloa y el 'edificio inteligente' de la Telefónica con su exposición de las 'fake news'. La verdad es una mentira que se engrasa de sonrientes verdades y tienen su público, que coloca la toalla y la sombrilla en su parcela de verdad particular.
El informe dice que el consumo de medios tradicionales, como la telebasura y la prensa, continúa cayendo en la mayoría de los mercados, y de momento el consumo digital no cubre la brecha. Lo cubrirá conforme los medios se adaptan a la fórmula del 'infotainment', sin dejar por el camino la calidad y el estilo. Lo que más le va decepcionando a una no es ni la mentira ni la viralidad de toda extravagancia, sino la falta de estilo, de eso que antes llamábamos clase.
Una buena noticia es que en todos los países prefieren leer las noticias en lugar de verlas o escucharlas. Se ha dicho de la lectura que es una complicidad, un espacio íntimo, y por ello algunos acudimos a nuestra cita matinal con los columnistas. Y ahí tenemos a los vanguardistas del lenguaje, como el maestro Umbral, para recordarnos que el 'infotainment' puede tener calidad literaria o que el periodista puede elaborarse su propio personaje de ficción. El mensaje escrito una vez fue, y puede seguir siendo, el medio.
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