Suscríbete a
ABC Premium

LA TRIBU

Pasiones

Se gana una final del Open de Tenis de Madrid y no pasa nada raro, ni meadas, ni borrachera, ni peleas, ni escándalo público

Antonio García Barbeito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Ocurre siempre, siempre. Una final de copa, un partido entre eternos rivales, un partido de cierta importancia en la clasificación o simplemente un partido contra el rival que sea. La suciedad, el mearse -y otras urgencias- en cualquier sitio, el improvisado botellón, los excesos, la ... provocación, la violencia, el vandalismo… Un solar —o un parque, o una plaza, o una calle— donde queda la huella de los energúmenos incapaces de vivir en paz. Hace unos días, en Sevilla, con ocasión de la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Osasuna —sálvese quien pueda—, por si no teníamos bastante con los nativos, nos llegó de fuera el perfil violento de peleas, sillas voladoras, botellas… Odio, deseos de destruir al otro, y unas camisetas que sirven de uniforme y un ataque de infantería. ¿Es la pasión del fútbol? Pues esa pasión está tan mal entendida como la que argumentan violadores y maltratadores. Ya es triste tener que aguantar, y tener que verlo, que la policía vaya custodiando a los seguidores de un equipo, que así van ellos, los seguidores, que se creen una legión romana que va a enfrentarse al enemigo en una batalla campal. ¿Eso es pasión? Pues si es pasión, prefiero vivir desapasionadamente.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación