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LA TRIBU

Freno

No conformes con el invento de progenitor no gestante, al padre ahora no lo quieren ni así

Antonio García Barbeito

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Cuando oigo tanto despropósito en las voces que se consideran el principio del mundo; cuando oigo tanto nombre disparatado, tanta pobreza en los improvisados baptisterios de los insoportables, me acuerdo del soneto de Miguel Hernández por el primer beso a Josefina, y le dice a ... la amada: «…El fantasma del beso delincuente / el pómulo te tiene perseguido, / cada vez más potente, negro y grande. / Y sin dormir estás, celosamente, / vigilando mi boca ¡con qué cuido! / para que no se vicie y se desmande». Me acuerdo del soneto, de su final, principalmente, porque es lo que procede hacer, poner freno a tanta mediocridad. Tenemos que estar vigilando otras bocas, para que no se vicien y se desmanden. Y como ya evitarlo es imposible, lo que tenemos que hacer es arreglar la lengua, doblarla hacia atrás, reprenderla, corregirla.

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