OPINIÓN
¿Qué le vamos a hacer?
l Papa, ni corto ni perezoso y a pesar de los achaques que está teniendo estos días, se puso manos a la obra y hete aquí que nos ha mandado una semana de tormentas y chaparrones que nos ha hecho temblar a todos
Durante esta semana que hoy culmina, todas las conversaciones han girado en torno al mismo tema. La mayoría de los gaditanos nos seguimos lamentando de la mala suerte que hemos tenido al coincidir la DANA primero y la borrasca Nelson justo los días en que ... se debería celebrar la Semana Santa. Hemos venido soportando y, según las previsiones, seguiremos padeciendo una pertinaz sequía que tenía nuestras reservas hídricas bajo mínimos. En muchas poblaciones de nuestra querida Andalucía, pongamos por ejemplo Córdoba, ya habían comenzado a padecer restricciones de suministro e incluso en nuestra capital el flujo de presión nocturna había sido disminuido. Tan acuciante era el problema que en los humedales del parque de Doñana había menos anidaciones de aves, los acuíferos estaban bajo mínimo y nuestros pantanos, los de la cuenca del Guadalquivir, se encontraban a un 15% de su capacidad, vamos, un autentico desastre ecológico.
Todo esto hizo que nuestro presidente, Juanma para los amigos, cogiera su hatillo, su bolsita con incienso de Sevilla y se fuera a ver al mismísimo Papa Francisco para pedirle que hiciera rogativas a San Pedro o a quien fuera en el cielo el encargado de las lluvias y que nos mandara una buena porción de ellas para aliviarnos. El Papa, ni corto ni perezoso y a pesar de los achaques que está teniendo estos días, se puso manos a la obra y hete aquí que nos ha mandado una semana de tormentas y chaparrones que nos ha hecho temblar a todos. Ya podía haber pedido que las rogativas se retrasaran unos diítas, ¿no?.
La mayoría de las procesiones han tenido que quedarse en su casa. Durante todos los días de nuestra anhelada Semana Mayor nos hemos convertido en auténticos expertos consultando e interpretando los pronósticos meteorológicos. Tanto es así que, en muchas ocasiones, hasta se producían airadas discusiones sobre la conveniencia o no de sacar los cortejos a la calle. Menos mal que, la mayoría de las veces, las juntas de gobierno de las cofradías han sido coherentes y ante la incertidumbre meteorológica que hemos tenido, han optado por quedarse en casa. Ha habido sin embargo algún valiente que, amparándose en no sé que gurú, ha aprovechado algún que otro clarito y han sacado los pasos a la calle. Uno de ellos muy sonado fue el Nazareno y tuvo que recogerse a toda prisa habiendo efectuado solo la mitad del recorrido para evitar, por los pelos, un chaparrón de órdago. Lo mismo le ocurrió a Sentencia que según recuerdo creo que fue una de las únicas que hizo el itinerario completo pero que justo tras entrar en el templo Nuestra Señora del Buen Fin, cayó un chaparrón de aquí te espero.
Sirva esta experiencia vivida para que en otra ocasión Juanma no se parta de ligero y deje la visita al Papa para un poco mas tarde, pasada la Semana Santa por lo menos. Pero también debemos alegrarnos porque también en esta semana se han publicado los efectos que estas lluvias han tenido para nuestros pantanos y resulta que todos han aumentado sus reservas en gran cantidad con estas lluvias. Bienvenidas sean por tanto las aguas que nos han llegado aunque nos hayan dejado sin procesiones en la calle ¿qué le vamos a hacer?